Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
La tragedia valenciana y el riesgo moral
Tribuna de opinión
Semana de cosecha de grandes frases, de esas que reconfortan. Pero en la cara B de la actualidad, política cargada de insultos y descalificaciones ante las elecciones de la Comunidad de Madrid. El problema es que, salvo excepciones, los medios de comunicación dedican casi todo su espacio a los exabruptos de la cara B ignorando las frases inspiradoras y las noticias esperanzadoras de la cara A.
Esas dos caras de la actualidad se cargan de contenido en la misma ciudad -pongamos que hablo de Madrid- y a la misma hora. "Traidor", "rata", "fascismo", "comunismo"... hemos oído. Hasta una empresa lanzó la publicidad de "¿Por qué no nos relajamos todos un poquito?", recomendando a los candidatos comer pipas, ricas en magnesio relajante. Mientras, en la asamblea de Cepes (la economía social que supone el 11% del PIB y del empleo) su presidente, Juan Antonio Pedreño, hablaba de recuperación y de la creación de empleos de calidad. "Para la Comisión Europea, lo que va a suceder con ese gran plan de inversión, es como el momento del hombre en la Luna, pero para nuestra generación". ¿Lo habían escuchado antes, o después, en algún medio?
Esa asamblea de Cepes, con empresas que la vicepresidenta Yolanda Díaz elogió por construir riqueza sin parar en un año tan difícil, asistió complacida a un excelente discurso final del presidente Pedro Sánchez. En media hora, hablando de recuperación, transición ecológica y cohesión territorial, dibujó otro mundo cargado de futuro, justificado con cifras, que nada tiene que ver con la bronca política habitual. "Cuanto más avanza la vacunación, más progresa la recuperación", insistió Sánchez antes de desgranar la aplicación de los fondos: 109 inversiones distintas y 102 reformas.
Un día antes, convocados por Fademur (Federación de Mujeres Rurales), Ruraltivity había sido una fiesta de iniciativas emprendedoras. La creación de negocios, y por tanto de empleos, en el mundo rural es clave en la recuperación de la España interior en su justas demandas de desarrollo que las circunstancias le negaron durante más de un siglo. La actividad emprendedora es excelente noticia económica y también demográfica, porque fija población en el territorio; e incluso cultural, porque combate la idea de que los pueblos son atraso y sólo la ciudad progreso. "No dignificar el medio rural como el urbano, es imperdonable", declaraba Beatriz Corredor, presidenta de Grupo Red Eléctrica, en el documental Dos años después de la Revuelta de la España Vaciada.
Y así podríamos continuar. Afortunadamente hay una realidad paralela cargada de optimismo y actividad que contrasta con la crispación y la sobreactuación. Esperábamos un 2021 sin elecciones y ya sumamos dos, las catalanas del 14 de febrero -82 días llevan los independentistas sin formar Gobierno- y las madrileñas del 4 de mayo. No hay que hacerse ilusiones porque en el otoño, capaces son de convocarlas en Andalucía, con lo que las tres autonomías más pobladas -casi 23 millones de personas- habrían pasado por la urnas. ¿Se imaginan un país en el que la política cainita dejara trabajar a la empresa y a la ciudadanía?
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