La ventana
Luis Carlos Peris
Recital de desafueros
Sensaciones de equipo grande las hubo a granel en la noche dominical de la Cartuja. Surgieron en cantidades importantes los motivos que dan para creer en este Betis que Pellegrini ha ido moldeando a través de un lustro. La forma de rentabilizar cada minuto de partido que se va jugando que no es otra cosa que eso tan fundamental que es saber a qué se juega. Y como nota principal, la calidad individual de un muy alto porcentaje de miembros del grupo. También el nivel de concentración como mejor antídoto del error.
Muchas circunstancias que llevaron el pleito adonde más interesaba frente a un equipo que cuando quiso darse cuenta llevaba un 0-3 en la mochila. Y entre tantos motivos para la confirmación de este Betis como equipo reconocible y muy a tener en cuenta, un detalle made in Pellegrini. Fue la decisión de sellar ese flanco izquierdo tan vulnerable convertido en talón de Aquiles del equipo con una probatura.
Dada la poca fiabilidad que a babor da la defensa bética tomó el chileno la sublime decisión de colocar ahí a un joven futbolista que está dando de sí más de lo que se esperaba. Harto de comprobar que por esa vía de agua podía inundársele la bodega, Valentín Gómez a laboratorio para comprobar si el experimento acaba en el reglamentario ¡eureka! Y parece que ahí puede haber encontrado Pellegrini la solución que conlleve solidez. Esa solidez que debe ser el complemento que lleve al Betis adonde los béticos quieren.
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