Crónica de un día

Fran Barquilla

fbarquilla@grupojoly.com

A vueltas con los espías

Quedó claro el objetivo de la 'caza al espía' del socio parlamentario del Gobierno y el precio que le ponen: Margarita Robles o bloquear 6.000 millones de euros en ayudas

Llegó la sesión de control al Gobierno en el Congreso y quedó eclipsada por la caza del socio parlamentario catalán de Pedro Sánchez, e incluso de la parte morada del Gobierno, sobre la ministra de Defensa, Margarita Robles.

El supuesto espionaje a independentistas catalanes por parte del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), tras la proclamación unilateral de independencia de Cataluña y el posterior juicio a los mismos con el programa Pegasus, ha llevado a ERC a pedir la cabeza (pollítica) de Margarita Robles o de lo contrario votarán en contra del decreto de medidas del Gobierno por la guerra. 6.000 millones de euros están en juego.

¿Recuerdan a ese Rufián proclamando que ya no se hablaba de lo que le importaba al ciudadano? La subida del gas, la luz, la gasolina... Pues ya nada. Espionaje, eso es lo les importa a sus votantes según Gabriel. Que vayan a votar en contra de la ayuda de 20 céntimos por litro de gasolina, eso da igual. Ahí queó.

En medio de este deshojar a Margarita, asistimos a una flagrante intromisión del poder ejecutivo en el legislativo: la presidenta del Congreso Meritxell Batet, decide cambiar el número de votos que hacen falta para entrar a formar parte de la comisión de secretos oficiales, sin constituirse por falta de acuerdo desde 2019, justo después de que el ministro de Presidencia se reúna con la consejera catalana, que pedía explicaciones sobre el supuesto espionaje, y casi que telegrafía previamente dicha reforma.

Pero el socio parlamentario no se conforma con eso, quiere que se depuren responsabilidades políticas y que Robles pague el pato con su dimisión. Algo con lo que Podemos parece estar de acuerdo

La ministra de Defensa es el único miembro del Gobierno que ha negado la mayor: el espionaje no está demostrado. El CNI actúa dentro de la legalidad y si alguien opina lo contrario que vaya a los tribunales y lo denuncie, que también es un delito denunciar en falso.

Pero su voz no tiene eco en el resto del Gobierno, más pendiente de mantener, no una estabilidad que nunca ha tenido, sino al menos un número de votos a favor suficientes como para no ver cómo tumban su decreto con las medidas para frenar la inflación y que la economía no decaiga.

Aireamos los habituales desacuerdos del primer Gobierno de coalición en España en muchos años, pero lo de los socios parlamentarios sí que es para hacérselo mirar.

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