La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Adiós a Rosa Guiñón, genial actriz

Urge hacer justicia a estos genios de la interpretación sin rostro ni nombre para la mayoría del público

Bastaría decirles, para que la homenajeen con admiración, agradecimiento y cariño tras su fallecimiento a los 90 años, que Rosa Guiñón, la gran Rosa Guiñón, la grandísima Rosa Guiñón, fue la voz más reconocible -por ser la que más veces y mejor las dobló- de Julie Andrews desde Mary Poppins y Sonrisas y lágrimas hasta ¿Víctor o Victoria?, de Audrey Hepburn desde su revelación en Vacaciones en Roma hasta Desayuno con diamantes, My Fair Lady o Charada, de la Shirley MacLaine de El apartamento, Irma la dulce y una decena de títulos más, de toda Meryl Streep desde La mujer del teniente francés en 1981 hasta Into the Woods en 2015. Esto bastaría para consagrarla como una de las más grandes actrices españolas (quitándole el añadido "de doblaje" que para algunos la situaría en un plano menor) de todos los tiempos.

Pero es que además fue la voz de Catherine Deneuve en Las señoritas de Rochefort, El último metro y 30 películas más, la de Barbara Streisand en Funny Girl o Hello Dolly, la de Nathalie Wood en Rebelde sin causa, Esplendor en la hierba, West Side Story o La carrera del siglo, la de Mia Farrow en La semilla del diablo, Hannah y sus hermanas o Broadway Danny Rose. Y fue entre otras muchas -porque dobló más de 1.700 películas- la voz de Kathy/Debbie Reynolds en Cantando bajo la lluvia, la de Hallie Stoddart/Vera Miles en El hombre que mató a Liberty Balance, la de Sugar/Marilyn Monroe en Con faldas y a lo loco, la de Kirsten/Lee Remick en Días de vino y rosas, la de la segunda señora De Winter/Joan Fontaine en el doblaje de 1970 de Rebeca o la de Annie/Diane Keaton en Annie Hall.

Estuvo casada con ese otro actor gigantesco, como ella sin rostro y sin nombre para la mayoría de los espectadores, que fue Rogelio Hernández, fallecido en 2012, la voz más reconocible de Clift, Brando, Gassman, Curtis, Newman, O'Toole, Caine o Nicholson. ¡No estaba mal el matrimonio! Óiganlos, como homenaje, en El apartamento, él como Calvin/Lemmon y ella como la señorita Kubelik/MacLaine. Urge que se haga justicia a los actores de doblaje del pasado y del presente, incluyendo sus nombres, como se hace en otros países, en los títulos de crédito. Urge que se cree un premio Goya para el doblaje porque, como bien dijo el actor Jordi Brau -voz de Hanks, Cruise o Branagh- "solo nos nombran en los Goya cuando nos morimos".

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