PENNY, Penny, Penny. Doy tres veces en la puerta y en ese momento se aparece Kaley, la vecina de enfrente, esa chica a la que nos gustaría invitar para que supiera lo bueno que tenemos por aquí. Kaley Cuoco, que fue la primera en casarse este año, anda con sus amigas por los veranos de California. Malibú y todo eso estará muy bien, faltaría más, pero seguro que Kaley-Penny, después del rodaje de algún capítulo de Big Bang sabría valorar algunas de nuestras playas, de Huelva a Almería, mientras la sorprendemos al frescor de un sombrajo con alguno de nuestros platos de siempre.

A Penny la vamos a engatusar con un ajo colorao de esos que se hacen por Abla. Necesitamos un kilo de patatas criadas en la arena, como las de Almería o las de Sanlúcar de Barrameda. Un tomate raf, una cebolla morada, dos dientes de ajo, dos ñoras, comino, pimentón, aceite de oliva virgen extra, vinagre de Jerez y sal. Le enseñamos los ingredientes a Kaley y seguro que ya en ese momento se nos pone a llorar.

Troceamos las patatas en dados, que puedan ir soltando almidón, y los metemos en una olla con agua caliente junto a la cebolla partida por la mitad, el tomate entero, las ñoras y sal. Dejamos cocer durante media hora, mientras en el mortero hacemos el majao con los ajos y los cominos hasta convertirlo todo en una emulsión. Al mortero le añadimos el tomate, las ñoras y la cebolla sacadas de la olla para rematar el majao. Esa mezcla es fundamental, así que haremos el trabajo con cuidado. Para dar color y sabor añadimos de manera precavida el pimentón y el aceite. La pasta en el mortero nos debe quedar sabrosa y para diluirla le añadimos agua de la cocción.

Con el majao en su punto, se lo añadimos a la cazuela con las patatas y dejamos cocer durante cinco minutos más. Probamos la sazón y podemos añadir un huevo escalfado al plato.

Penny seguro que lo añade a la carta de su bar, el Cheesecake.