Bochorno letal para el PSOE

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra y la ministra de Igualdad, Irene Montero, durante el pleno en el Congreso de los Diputados.
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra y la ministra de Igualdad, Irene Montero, durante el pleno en el Congreso de los Diputados. / Ricardo Rubio / Europa Press

10 de marzo 2023 - 02:00

EL Gobierno de los dormitorios separados ha dejado de fingir. Aunque no haya una ruptura formal –tampoco debe descartarse–, la parte podemita ha querido escenografiar la división con el doble objetivo de doblarle el pulso a Yolanda Díaz en el reparto de Sumar y de marcar las diferencias con respecto al PSOE de cara a las elecciones generales de diciembre. Es posible que quien nada teme –Pablo Iglesias– no pierda demasiado, siempre le quedarán las televisiones y la agitación, pero el PSOE ha entrado en la zona de riesgo letal.

Basta recordar cuánto le costó al mismo partido la aventura maragaliana del tripartito catalán y cuánto las deslealtades de Carod Rovira, ni un tipo con los arrestos y la falta de humor de José Montilla pudo reconducir aquel quilombo. Cuando convocó las elecciones anticipadas reconoció el error: ni aunque sumemos, se repetirá. En expresión del presidente del Gobierno, para no dormir.

Aunque el futuro político es impredecible, el PSOE está quemando sus opciones para diciembre, porque una parte concluyente del electorado progresista preferirá dejar pasar a Núñez Feijóo antes que pasar por otra legislatura al antojo de los deseos personalísimos de Pablo Iglesias. Maragall se volvió tan insoportable como Carod Rovira, y ambos terminaron por contaminar a José Luis Rodríguez Zapatero. Iglesias aupó a Pedro Sánchez en aquella inesperada moción de censura donde fue el ex vicepresidente quien buscó los apoyos, e Iglesias llevará al PSOE a la oposición con la esperanza de que quizás tenga una segunda oportunidad para liderar algo más que una facción de extrema izquierda.

Aun a riesgo de cometer un error de predicción, Alberto Núñez Feijóo se encuentra, en estos momentos, en una situación similar a la de Juanma Moreno antes de las elecciones de junio. Menos favorable, pero muy parecida en cuanto a oportunidades electorales. Vox se ha dejado poseer por su cariz más estrafalaria, a escasas semanas de dejar su futuro en manos de un tipo que nada conoce, a la vez que el electorado socialista da muestras de indecisión, que es la antesala de la abstención. Eso llevaría al PP a una posición de poder gobernar en solitario, aunque con necesidad de algunos apoyos en el Congreso.

Pedro Sánchez es un político audaz, lo ha demostrado, pero tampoco es un mago, los estados de la opinión pública son muy difíciles de cambiar cuando comienzan a sedimentar. Y la precipitación se ha iniciado.

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