Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Candidatos en la universidad

Los aspirantes a la Alcaldía no entusiasmaron al auditorio de la UPO, que además no pudo participar

Amuchos jóvenes sí les interesa la política. Con lo que no pueden es con el método de sus actores, ni con sus formas y sus mensajes. Seguro que más de un joven -y más de uno que ya no lo es tanto e incluso bastantes que dejaron de serlo hace ya tiempo- comparte y hace suya esa reflexión del escritor estadounidense Jonathan Franzen: "Soy una rara mezcla: alguien lleno de opiniones políticas que al mismo tiempo tiene muy poco respeto intelectual por la práctica de la política".

Que eso, la política, les resulte fatigosa a muchos jóvenes no los diferencia de lo que sentimos muchos mayores, los que cuando fuimos como son ahora ellos nos ilusionamos con lo que vimos y nos dijeron y oímos. ¿Podría decirse que pecamos de ilusos? Sí, se puede. Pero sería un ejercicio de ventajismo descarado. Ahora nos queda un poso de decepción que se ha ido resecando con el tiempo y un escepticismo descarnado. Y un montón de cinismo.

A los políticos no les cabe en la boca -sobre todo estos días- las palabras joven, juventud, juvenil. En campaña no se les reprocha ni afea a los jóvenes esa marginalidad que los mayores dudan si definir como condición o como pose, no se les discrimina su distanciamiento de la cosa pública, ni su falta de compromiso y su descreimiento hacia ella; en una palabra, se olvida por estos días esa acusación tan extendida de pasotismo. Estos días no, estos días los jóvenes interesan. Hay muchos votos entre los 18 y los 30 tacos.

Pero si se organiza un debate entre los candidatos a la Alcaldía en una universidad, por naturaleza el foro más propicio para intercambiar ideas, cruzar opiniones y confrontar discrepancias, no parece muy lógico que no se dé voz a los estudiantes que muestran interés y acuden a él con la intención de participar, otro verbo de cuya conjugación se ha eliminado la tercera persona del plural: ellos, los alumnos, que sólo miren y escuchen. Punto. Así ocurrió la semana pasada en el Club de Debate de la Universidad Pablo de Olavide (UPO). Como en un plató televisivo con público en silencio estuvieron Espadas, Pérez, Pimentel, Serrano y Peláez, cinco que quieren ser alcalde(sa). Y no puede decirse que entusiasmaran al auditorio, en el que fueron convenientemente incrustados algunos de sus correligionarios . Por si acaso.

Nos causará extrañeza después que se busque la complicidad eufórica de los más barbilampiños como hace Vox con el reclamo de Cañas por España, con el que adoctrina y cuece a jóvenes pijos que, bajo el vapor de las birras, entonan el Y viva España de Manolo Escobar porque su escualidez cultural les impide conocer, de momento, el All'armi! italiano. Pero en fin, con la tajada todo se andará.

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