Las dos orillas

José Joaquín León

Carnaval en Sevilla

HAN conseguido que el Carnaval de Sevilla se limite a enviar chirigotas al Teatro Falla de Cádiz a ver si entran en la final, o a organizar un recital el sábado en la plaza de San Francisco para ver a las agrupaciones premiadas con la Giralda al fondo, o a que bailen los seises tres días en el triduo de la Catedral que hoy comienza, en expiación por las blasfemias que cantan los sevillanos en Cádiz. Pero el Carnaval consiste también en criticar a tu ciudad y a sus autoridades, y decírselo en sus propias narices.

Quienes vean el Carnaval de Cádiz por Canal Sur sabrán que desde 1995 todos los años se oyen un montón de letras criticando a la alcaldesa gaditana, Teófila Martínez. Y que desde 1995 al presente la citada alcaldesa del PP ha ganado cuatro elecciones municipales, una tras otra, con porcentajes de votos en torno al 67%. O sea que la ponen como los trapos, pero gana por paliza. Y además no se puede enfadar, que es otra de las claves carnavalescas, sino que debe reír ante las ocurrencias, aunque sean sandeces y se esté acordando por dentro de los familiares de los intérpretes. Son las reglas del juego.

La pena es cuando no hay juego. Uno de los mayores éxitos del Ayuntamiento de Sevilla ha sido conseguir que el Carnaval de los sevillanos esté en Cádiz. Que critiquen allí, que se zampen allí. De este modo, el Canijo de Carmona, que es de Sevilla (y del Sevilla FC) se puede enrolar en una chirigota gaditana vestido de pera y les compone cuplés con ecos, así como pasodobles muy sentidos. El Canijo se inspira en las aguas benditas de la Caleta. Pero si las circunstancias fueran otras, se podría disfrazar de hortaliza en vez de fruta, para ir de seta venenosa, en vez de pera.

Los tipos de las chirigotas sevillanas van con claves gaditanas. Y los repertorios también. No se entendería en el Teatro Falla que allí pusieran vestido de limpio al alcalde Monteseirín. Pero como en Sevilla no cantan, se ha evitado la buena costumbre de criticar en Carnaval. Y a partir del próximo miércoles, con la ceniza, ya falta menos para el Domingo de Ramos. Así, cuanto más premios consiguen los autores sevillanos en el Falla, más de rositas escapan los de la Casa Grande de la Plaza Nueva.

Yo me imagino si en Cádiz construyeran las Setas con lo que han costado, o las obras del Metro, o el Plan de Tráfico del Centro con las cámaras de vigilancia. O la mariscada del señor Torrijos de izquierdas. O Mercasevilla con sus eres. O tuvieran una Tablada que no sirve para nada. ¿Qué dirían las chirigotas? No sólo las de Cádiz montarían una que se enterarían en toda Andalucía, sino que las de Sevilla también se sumarían a la bulla. Pues esa es la diferencia entre tener un Carnaval o salir de viaje por la autopista.

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