Visto y oído

Antonio / Sempere

Concierto

Aveces da la impresión de que convendría poner un poco de orden y concierto en La 2. Hacer que cundiese su noble tarea de divulgación cultural. Pongamos un ejemplo propicio con el título, los famosos conciertos de música clásica que la cadena ofrece desde hace más de veinte años, invariablemente, a las ocho de la mañana. Por qué se emiten en ese horario. Por qué no han movido ficha. Probablemente, porque nadie lo ha planteado.

Es paradójico, se mire por donde se mire, que unos programas protagonizados por una formación musical que se llama Orquesta de RTVE, que es de la casa, haya terminado exiliada en un horario tan incómodo. Pero todavía lo es más que en esta nueva etapa de televisión pública sin publicidad, sin la presión de los ingresos por las emisiones de anuncios, y una vez constatada, por si alguien tenía alguna duda, que la cuota de pantalla de la cadena sigue baja, Los conciertos de La 2, que así se denomina el espacio que se emite tanto los sábados como los domingos, salga en pantalla a semejantes horas intempestivas.

Por eso propongo el cambio. Porque nunca es tarde si la dicha es buena. Una opción sería el mediodía. Otra, las ocho de la tarde, la hora real, y habitual, en que tienen lugar los conciertos en los auditorios de toda España. Desde hace un par de años tenemos la oportunidad de ver recuperar estos programas a través de la web, pero algunos espectadores pejigueras preferimos verlos en pantalla grande, en la señal convencional.

De lo que se trata, en definitiva, es de poner un poco de orden y concierto a una programación muy valiosa pero a veces maltratada. Vale que público al que van dirigidos es limitado, sí, pero démosle más comodidad.

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