La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Era urgente guardar silencio, alcalde
BREVIARIO
PARA justificar las dudas y las cortapisas del Gobierno hacia la paga de subsistencia de 400 euros destinada a los parados que han agotado todas las ayudas (y cualquier clase de esperanza), la ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha esculpido una frase inolvidable digna de figurar en un damero maldito: "Me insulta saber que hay hogares donde se cobran 8.000 euros y un niñato tiene una paga de 400 euros por no hacer nada. ¿Envidia? Tal vez... ¿Injusto? También". Báñez se ha guardado de enumerar, como hacen los buenos demagogos, cuántos casos hay en España de niños de papá que cobren del Estado los 400 euros y cuyos progenitores ingresen 8.000 euros mensuales. ¿Tres millones? ¿Diez mil? ¿Media docena? ¿Por qué siente Báñez hacia ellos una oscura envidia? ¿Piensa en algún colega político? ¿Por qué no le "insultan" a la ministra los sueldos de los banqueros o los retiros vitalicios de los ex presidentes del gobierno? Convendría aclararlo. Porque si, como parece, no es un caso común sino un ejemplo exagerado fruto de esa sensibilidad conservadora que considera que todo parado es un pícaro lo que ha querido Báñez es convertir en niñatos sospechosos a todos los desempleados que bordean el precipicio de la miseria absoluta: primero tendrán que demostrar que no mienten, y luego recoger el premio de 400 euros a su auténtica pobreza.
También te puede interesar