AMANECE noviembre con toda su carga legendaria en la valija. A hacer puñetas la fiesta que crearon los celtas como canto a la muerte y que hicieron suya los yanquis para que la metástasis global nos la trajese al reino de la novelería. Bueno, pues ya los muertos vivientes en sus casitas con abundancia de resacas, hoy es un día grande para los católicos. Es el día de ir a los camposantos a venerar a los que ya no están entre nosotros y lo cierto es que aún queda una inmensa mayoría que acude al sitio con ganas hoy multiplicadas de rezar por los seres queridos. Multiplicadas por esa ola de laicismo que quieren imponer a las bravas, de la misma forma que desarrollan alcaldes como ese que le ha tocado a Valencia, que anda en la tarea de despojar a su cementerio de todo símbolo religioso. Con lo que allí representa la Geperudeta y andan desahuciándola; qué barbaridad.