La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Duro peaje el de ventanas abiertas

Aunque estemos disfrutando de una más que agradable tregua térmica, el salvaje subidón de la factura eléctrica hace que usemos el hitachi con moderación. Moderación que lleva a una política de ventanas abiertas de consecuencias habitualmente molestas. Sevilla es ruidosa y en su laberinto de calles estrechas, los sonidos suelen hacer metástasis para que pasen de un hogar al de al lado. Por ejemplo, la costumbre heredada del confinamiento que sitúa a las azoteas como lugar ideal para la convivencia. Azoteas de gran proximidad por la propia estrechez de la calle y una tertulia cualquiera, aun comportándose moderadamente, lleva el debate hasta el dormitorio de enfrente. Pero este domingo tuvo el ruido la propina de la euforia con que los sanchistas que ganaron a los susanistas festejaron, haciendo recordar los triunfos de antaño tan celebrados en San Vicente.

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