Francisco Correal

Edelmiro

Cuchillo sin filo

03 de enero 2014 - 01:00

EDELMIRO. Cuando nos despedíamos y le deseaba buen año le pregunté su nombre y me dijo que se llamaba Edelmiro. Nos conocimos esperando turno para que nos atendiera Raquel Vázquez Hidalgo. Edelmiro entró después que yo, probablemente curado de esa deformación profesional que me lleva a escrutarlo todo, y no perdería el tiempo leyendo que la joven y diligente asesora financiera que nos iba a atender había obtenido el certificado EFA, siglas de European Financial Advisor, con las rúbricas profesionales de unos señores llamados Constantinos Christofides y Carlos Tusquets.

En el menú de operaciones del BBVA que debes elegir para coger el número de la ventanilla correspondiente figura la que dice Hablar con alguien. Si no hablas con nadie, puedes leer un libro o ver las piruetas que hacen con una cartilla del banco Andrés Iniesta, Íker Casillas -el hombre-anuncio que menos juega del mundo- y dos baloncestistas cuyo nombre olvidé. Si se llamaran Edelmiro...

Edelmiro se sentó a mi lado y sin la letanía reivindicativa del quejica o del mitinero se lamentó muy educadamente de los nuevos papeleos generados por la burocracia europea, aunque fuera, como era su caso, para una documentación relativa a una comunidad de propietarios. Me dijo que tiene 80 años y le comenté que era de la generación de mi madre, los que nacieron en 1933. Con cierto rubor aceptó el piropo de su interlocutor: no representa esos años. La procesión va por dentro, me dijo, con varias vértebras machacadas por su afición a montar a caballo.

Se iba el año y ya puestos a hablar con alguien, por acogerme al epígrafe bancario, le pedí un balance. Malo, me dijo. Edelmiro, sevillano de Osuna, esa agrociudad que sale en el Quijote, que tuvo en tiempos una de las mejores universidades de España, enviudó y ahora es el estandarte de sus seis hijos y sus cinco nietos. Los Reyes Magos son los abuelos y el abuelo Edelmiro tiene que hacer piruetas contables para ayudar a su prole a tapar los agujeros. A los mayores que levantaron el país les piden ahora que redoblen esfuerzos. Su afán dejaría en pañales un master de European Financial Advisor, sin menoscabar los méritos de la asesora que me permitió contar esta historia. "Las viudas se organizan, un viudo es un trasto". Le deseé a este ursaonense feliz 14. Era su turno con Raquel, la asesora financiera que podía ser su nieta.

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