TRÁFICO Cuatro jóvenes hospitalizados en Sevilla tras un accidente de tráfico

Como si Rodrigo de Triana, subido a la cofa de la Santa Maria, volviera a gritar “¡Tierra, tierra!” al ver las candelas en el horizonte oscuro del mar de aquel 12 de octubre de 1492. Sabida la noticia todo fue un estruendo, todos lo repetían en las redes, en las comunicación global. ¡Elecciones, elecciones! Pero eso ya lo sabía usted. Y seguro que hizo como yo, pararse a pensar.

¿Por qué? ¿Cómo ha sido? El presidente Sánchez no nos ha transmitido hasta ahora la imagen de un tipo que improvisa, más bien lo contrario, se trata de alguien que calcula, trama, aguarda, le da vueltas a los asuntos. Y cuando toma decisiones lo hace bien maduradas, bien maceradas. ¿Asume así la derrota electoral del PSOE, disolviendo el Parlamento? ¿Es para no dar explicaciones ni exponerse a una nueva expulsión de la secretaría general de su partido, como ocurrió hace unos años? Nuevas elecciones en julio pero, ¿se volverá a presentar? ¿Tiene posibilidades de ganarlas a la luz de los resultados, el cómo está la izquierda de la izquierda y la derecha de la derecha, y el centro? ¿Pretende sumar Sumar al PSOE, establecer un frente amplio contra el hombre feliz de la terraza de Génova ayer noche?

El anuncio ha llenado en pocas horas de preguntas el cielo de los españoles, que no creo que vaya a responder. Es evidente que juega en otra Liga, lo ha demostrado ya sobradamente. Los resultados del domingo han hecho inevitable el Plan B previsto por los cerebros de la Moncloa, con seguridad.

Era un plan establecido, una hipótesis bastante lograda. Disolver porque las elecciones municipales las carga el Diablo en España. A Alfonso XIII le dieron a entender que ya no contaba con el amor de su pueblo, dijo en un comunicado a la nación. Y se fue a Cartagena para embarcarse al exilio del que nunca volvió con vida. Los politólogos han vuelto a las tertulias y a los periódicos. Ya, de hecho, estamos leyendo de todo. No he visto que nadie haya dicho que eso ya lo sabía yo, que lo anuncié el día cual. Falta que dejen las cuentas reales y verdaderas. Al que pueda llegar, a los ciudadanos.

Que seremos los pagadores de lo que se deba. Convocar elecciones generales y abrir la puerta a lo que pueda pasar. Ayer fue el día de Rodrigo de Triana pero los días venideros deberían ser los de rendir cuentas, los de hablar del futuro inmediato del Reino de España. No ayudará nada el hermetismo que puede que sea Ferraz, y Moncloa. Porque es momento de puertas y ventanas abiertas. Viene el momento de la verdad.

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