TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Expertos en la Macarena (y en lo que haga falta)

La ciudad cuenta con una extensa y nutrida nómina de especialistas en lo que sea. Gracias a todos

Como el mundo está a rebosar de enterados, la ciudad tiene otro gran circo de ellos preparados para soltarla a la más mínima a sabiendas de que su diagnóstico será recogido y requetedifundido hasta el último confín de la tierra (o de Sevilla Este). El sábado tuvieron aquí una oportunidad, otra. Un asunto de armas tomar, tratándose de Sevilla y más en estas fechas: ni más ni menos que el cartel de la Macarena.

No es un terreno que abone ni territorio que transite. Profeso al asunto el debido respeto, y creo que más que algunos que se proclaman fervorosos capillitas con medallón al pecho, a los que he oído hablar de otra hermandad tan cruda y despectivamente como lo puede hacer un bético del Sevilla o un sevillista del Betis, con una soberbia que me lleva a pensar que para ellos el único y legítimo Hijo de Dios es su Cristo y no el de la parroquia de enfrente.

Pues eso, que fue presentarse el cartel y al lío. En 0,2 salieron los tuiteros, y como el circo es de varias carpas hubo en ese Vergel del Saber que son las redes sociales opiniones a espuertas. Y Sevilla -la más profunda, claro- quedó sumergida bajo el tsunami de ocurrencias. Nada por lo que extrañarse: en esta ciudad debajo de cada capirote hay un pregonero en potencia, así que magisterio sobre la materia parece haber por un tubo, aunque la mayoría haya sido discípulo del maestro Liendre.

Y así ocurre con todo. Sevilla cuenta con uno de los mayores censos de expertos en lo que sea. De expertos críticos, claro. Amén de los cofrades ya citados, gozamos de una extensa y nutrida nómina de especialistas políticos, deportivos -finos sus análisis sobre los sistemas (¿?) de Lopetegui y Rubi-, culturales (en las bellas artes, literarios, cinematográficos, musicales -cómo dominan el mundo operístico-, teatrales), educativos, gastronómicos -cómo han pulido y afinado su paladar-, enológicos -en cada cabeza respira una espléndida bodega y se mantiene al punto una surtida vinoteca-, de moda -flamenca, mayormente-, taurinos -aquí hay un culturón-, hípicos, pediátricos , geriátricos y, ah, la crema de la crema, urbanísticos: no se palpa en ninguna otra ciudad como en esta tanta sapiencia acerca de fachadas, adoquinado, asfaltado, pavimentación, acerado, zonas peatonales y zonas para el tráfico, alumbrado público, árboles -cuánto sabe el personal sobre árboles y lo que hay que hacer con ellos-, parterres y arriates… Ah, y que no se me olviden los expertos turísticos. Cómo han brotado en los últimos tiempos. Hay tantos como guiris.

Gracias a todos por iluminarnos e ilustrarnos con su elocuencia, sobre el cartel de una Dolorosa y sobre lo que haga falta. Qué sería de los demás, pobres de nosotros, sin ellos.

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