La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Feijóo

Ha sentado en el sillón de la política, de nuevo, el rigor, la seriedad y esa adultez que echábamos de menos

La progresía ve a Nuñez Feijóo con la indiferencia de la superioridad moral con la que fiscalizan cualquier movimiento ajeno. Ni el gallego de las mayorías absolutas, ni nadie mejor que él, van a hacerles cambiar sus fantasías noveladas de ayer y hoy, a través del relato que redactan a diario sobre sus bondades propias y los perniciosos efectos de las ideas de los demás. Estigmatizar a la derecha es el plan colegiado del Gabinete. Del IPC hablan menos.

Para esta izquierda de propaganda que gobierna, los españoles no afiliados incondicionalmente y a perpetuidad a su credo son una especie a extinguir del imaginario ética y socialmente aceptable. Para ellos la verdad es tan relativa como convenga en cada debate. Su dictado innegociable es el oráculo de culto y reverencia. ¿Quién es Feijóo para alterar eso?

El caso es que en las primeras viñetas del cómic irreverente que han empezado a dibujar los senequitas y demás lastras y lastres de guardia del sanchismo, se les está empezando a decolorar el rictus de su soberbia, en tanto que la primera semana de mando de Feijóo en el PP, no parece que el intento de deconstrucción del gallego a tuitazo y tentetieso, tengan la más mínima posibilidad de restar ni un ápice de la sensatez política que acredita la sola presencia protagonista de don Alberto.

Tal es el ánimo "constructivo" de Sánchez para esta nueva etapa con distinto líder de la oposición (sirva como prueba de su falaz camelo), que en la primera, y hasta el momento única, reunión que han tenido en Moncloa, su sanchidad, acostumbrado como viene a hacer de su capa un sayo, le mostró a Feijóo sus lentejas. Si las quieres las tomas y si no las dejas, vino a sentenciar el "dialogante" marido de Begoña.

De dar un respiro a las familias de clase media bajando impuestos, IVA, IRPF (cosa que han hecho todas las grandes economías de Europa, por cierto), rien du rien. De la cesión a Marruecos del Sahara, cuyo giro histórico ha sido decidido unilateralmente por Sánchez sin más apoyo parlamentario que el del PSOE, le dejó clara respuesta: como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta te meto un ladrillo.

Feijóo ha llegado sin estridencias pero con paso firme. Ha sentado en el sillón de la política, de nuevo, el rigor, la seriedad y esa adultez que echábamos de menos en la vieja "nueva política". Sólo esa manera, serena y maestra, ha hecho que las encuestas ya reflejen lo que los españoles moderados pensamos de esa acertada actitud.

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