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Antonio Brea

Halcón, Falcón y Alcón

Un sector de la crítica, cargada de prejuicios, no pudo perdonarle a Halcón su vinculación a la nobleza

28 de mayo 2021 - 01:46

Poco tiempo ha transcurrido desde que pregunté a mi estimado Antonio Gómez Halcón, prometedor filólogo devenido en funcionario por mor de la supervivencia, si guardaba algún parentesco con el insigne novelista Manuel Halcón. Este antiguo compañero de inquietudes juveniles, lejos de conformarse con darme una respuesta negativa, me dijo también, con la erudición propia de especialista en lenguas clásicas, que el apellido Halcón, con sus variantes Falcón y Alcón, es muy frecuente en las riberas del Guadalquivir.

Debo confesar que el origen de dicha conversación se remonta al impacto que me causó la pasada emisión, en el programa que La 2 dedica semanalmente a la historia del cine español, de Manuela, primer largometraje dirigido por el polifacético Gonzalo García-Pelayo, inspirado en la novela homónima del escritor sevillano.

Rodada en los meses finales de 1975, la película de García-Pelayo es un impactante poema visual, dotado de una bellísima fotografía, rotundas interpretaciones y una vibrante banda sonora de rock andaluz y flamenco que anticipaba las pasiones en blanco y verde que estaban a punto de desatarse en nuestra tierra. Y por encima de todo, la cautivadora presencia de una excepcional Charo López en el papel de ese arquetipo de mujer empoderada creado por Halcón, medio siglo antes de que tan horrendo neologismo se incorporara al idioma cotidiano.

No se reconoce en su justa medida a Manuel Halcón, primo del poeta Villalón y descendiente como él del heroico Daoiz, quizá porque un sector de la crítica literaria, sobrecargado de prejuicios, no pudo perdonarle, por más penurias económicas que afrontara en algún momento, la vinculación a la nobleza terrateniente que le llevó a heredar un marquesado. Y menos aún el que se distanciara del franquismo, no por proximidad hacia la oposición de izquierda, sino por razones de lealtad monárquica.

Pese al menosprecio, fue Halcón protagonista de una apasionante trayectoria, marcada en su faceta pública por el amor a las letras y el periodismo. A él le debemos, por ejemplo, su intervención en la puesta en marcha de dos populares instituciones en el campo de la comunicación que aún sobreviven en nuestros días: la Agencia Efe y la revista Semana. En los aspectos más íntimos de su vida, el enfrentamiento con desgracias familiares y problemas de salud moldeó dolorosamente un carácter sugestivo, mucho más profundo que lo que sugiere el tópico de señorito andaluz que algunos quisieron endosarle, minusvalorando injustamente su legado.

Volviendo a Manuela, a cualquiera que me pregunte le recomiendo que se deleite con la película y que, si no ha leído el libro, se haga con un ejemplar de la magnífica reedición publicada, hace menos de dos años, por Athenaica, con uno de los prólogos a cargo del director del filme. Y a su individual criterio dejo las preferencias por la obra literaria o por su adaptación a la gran pantalla. Aunque personalmente opino que, si bien esta última es muy notable, la fuente de la que bebe es sencillamente sublime.

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