Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Idéntica la letra y distinta la música

Tras la frustración de Chamartín, en Heliópolis sopló un aire distinto y ni el 'Lopera vete ya' sonó como antes

PERMITIÓ el Sevilla que se consumase el cambio en el liderazgo de la Liga. Fue todo gracias a una conexión andaluza basada en la eficiencia del Almería de Lillo y en la permisividad de un Sevilla que no supo aprovechar la rara ventaja que es marcar dos goles de un solo tiro. La dualidad se hace más dual y la raza envuelta en seda del Real Madrid ha conseguido eliminar distancias con la seda envuelta en seda del Barça. Alternancia en perfecto estado se llama esta figura, con lo que la cita del segundo fin de semana de abril en Chamartín se aventura como un duelo en los picos más altos de esa sierra que es la Liga de las Estrellas.

Ha pasado el tiempo, mucho se ha escrito sobre la épica madridista y también convendría reseñar el triste papel de un Sevilla que dilapidó una ventaja que rara vez se te da en la vida. Una imagen poco airosa de un equipo que empezó con muy buen aire para ir desinflándose de tal manera que acabó prácticamente colgado del larguero que defendía el siempre milagrero Palop. Pero insisto que hace mucho tiempo que todo esto ocurrió, que en fútbol no lleva a ninguna parte lamerse las heridas ni buscar excusas con las que maquillar una imagen que no se corresponde con la habitual de un Sevilla que sigue vive en los tres frentes que emprendió cuando las calores.

En la otra orilla de la ciudad, los ánimos van atemperándose al compás de lo que ofrece el equipo. El Betis se está reencontrando de la mano de Víctor y a nada que saca algo de coherencia y de fútbol, los rivales se le diluyen y todo son facilidades. El Rayo parecía un alma en pena, Pereira aporta gol y aunque Emana continúa ofreciendo su cara más frívola, todo se compensa con el oficio de Mehmet y la subida de nivel del sistema defensivo. El retorno al sitio natural ya no es una utopía y eso se nota por todos los rincones de Heliópolis, incluso los gritos pidiendo la marcha de Lopera suenan de otra manera, más intensos y menos crispados.

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