Seguimos para bingo o, lo que es lo mismo, vuelta la burra al trigo, pero ni siquiera una mala imagen el domingo a mediodía en el Bernabéu aseguraría que Quique Setién recibirá el finiquito tras la gira yanqui. Bien sabe Dios que el asunto es el mayor galimatías con el que se ha enfrentado la cúpula bética desde que accedió a ella. Un asunto plagado de presiones de todo tipo, siendo las más escuchadas las que llegan desde dentro de la institución.

La situación ha estado a punto de escapársele de las manos al tándem que patronea la nave. Ángel Haro ha llegado a dudar de la conveniencia de seguir contando con los servicios de un técnico tan contestado por la grada; su compañero de viaje, José Miguel López Catalán, no sólo no ha dudado ni duda, sino que es ferviente seguidor de que Setién debe seguir en el banquillo a fin de que el proyecto cumpla con unos plazos que tienen su fecha de caducidad el 30 de junio de 2020.

Y en el papel de tercer hombre figura quien sí está convencido de que el tiempo de Setién en Heliópolis ha tiempo que acabó. Cuando Lorenzo Serra llegó por tercera vez al Betis ya estaba Setién comprometido por tres años, por lo que nunca cargará el balear con lo que pudiera ser considerado como un lastre en su gestión. A partir de ahí, una convivencia cortés entre dos polos de mismo signo y ya se sabe que polos idénticos tienden a ir cada uno por su lado; o sea, a repelerse.

Alguna vez, Serra amenazó con marcharse si no se despedía a Setién, lo que Haro calificó de chantaje que no creía merecer. ¿Qué ocurrirá, pues? Pues visto el panorama de técnicos asequibles, la continuidad de Setién gana enteros progresivamente. ¿Y una mala imagen en el Bernabéu qué consecuencias acarrearía? Ni siquiera una cara peor que las dadas en Orriols, Bilbao, Leganés o Getafe aseguran el cese. La fecha del 30 de junio de 2020 es aún vigente, aún...