La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Kadish de la Amargura

Al poner la más desmesurada corona sobre la desmesura del dolor de la Amargura se alzará el rezo del Kadish de Sevilla

Cuando hoy, entre las siete y las ocho de la mañana, mientras nace la luz blanca del Domingo de Ramos, le pongan a la Amargura su corona de oro, Sevilla recitará su Kadish del Doliente en San Juan de la Palma. El Kadish es una antiquísima oración fúnebre judía que se reza como una proclamación de fe hecha en el momento del mayor abatimiento, cuando la pena es más intensa y el dolor puede apartar al doliente de Dios, revolverlo contra Él o incluso matar la fe en el corazón desgarrado. No contiene una queja ni palabra triste sobre la muerte o el difunto. Es un arrebatado cántico de alabanza a Dios pronunciado desde lo más profundo de la oscuridad: "¡Bendito sea Su gran Nombre para siempre y por toda la eternidad; sea bendito, elogiado, glorificado, exaltado, magnificado, enaltecido y alabado Su santísimo Nombre por encima de todas las bendiciones, de los cánticos, de las alabanzas y consuelos que pueden expresarse en el mundo".

Esto es lo que hacen los hermanos de San Juan de la Palma cuando hoy se citan al amanecer para cumplir el rito anual de este Kadish sevillano al poner la más desmesurada corona de oro sobre la desmesura de dolor del rostro de la Amargura. Alaban los judíos con mayor fuerza a Dios cuando este más se oculta y lo alaba la Amargura en la hora del dolor extremo y sin consuelo que rompe el corazón de las madres que ven morir a sus hijos; en la hora de las tinieblas en la que Dios parece habernos abandonado, haberse eclipsado hasta desaparecer del todo, no responder, no estar, tal vez incluso ni tan siquiera existir; en la hora blasfema en la que el Demonio susurra en el deshecho corazón del creyente las palabras con las que Elías se burló de los profetas del falso dios Baal: "¡Griten más fuerte! Si él es dios, tal vez esté ocupado, quizás esté distraído o tal vez salió a darse un paseo. A lo mejor está durmiendo y si oran un poco más fuerte lo despertarán".

Es ahí donde está la Amargura, es desde ahí desde donde eleva su trágico cántico, es esto lo que sus hermanos coronan hoy en la mañana temprana simbolizando en la corona -que no es ostentación de riqueza, sino oro fundido con oraciones en el crisol del dolor- la profesión de fe hecha en la hora más oscura por la Virgen más judía de Sevilla, la que dice con Rut: "Llamadme amarga, no hermosa, porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso". Y la que proclama con Job: "Aunque Él me mate, en Él esperaré".

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios