Llegó el comandante y mandó parar escribió y cantó Carlos Puebla para lo que rompió en himno sagrado de la Revolución. Todo fue acabarse la diversión para que llegase Fidel y mandase parar, bueno pues algo así ha debido pasar por la sesera de Pepe Castro o de alguna de las familias que lo arropan para que ponga pies en pared y lleve a los ropones el contencioso con quien fuese su antiguo jefe de filas, el racial letrado José María del Nido.

Conociendo a ambos como me precio conocer, hasta mucho habrá tenido que contar Castro para arremeter legalmente contra José María. Pero mejor es ponerse una vez rojo que cien amarillo y el actual presidente del campeón de la Liga Europa ha debido decirse ésta es la mía. No sé, nadie sabe, qué recorrido va a tener este contragolpe del exitoso presidente, pero de lo que nadie dudará es de que, en vísperas de ir a por más plata, la situación es la ideal para defenderse.

José María suele jugar bien sus cartas y no sé si es que a la fuerza ahorcan, pero que el momento juega a favor de su antiguo vicepresidente resulta indudable. En fútbol se da mucho eso de ir de las cañas a las lanzas según va dictando el marcador y el marcador no puede estar más explícitamente del lado del utrerano. Del Nido es el mejor presidente de la historia sevillista, pero el fútbol, la vida, es presente, sólo presente, únicamente pesa esto que está pasando hoy.

Nadie podrá borrar lo que José María ha hecho, claro que no. Ni se puede borrar ni habrá quien lo olvide, Castro el primero, pero aquellas cañas han dado lugar a las lanzas que hoy esgrime el utrerano. ¿Y es esto bueno para el Sevilla? No debe serlo, pero no ha sido Castro el que lanzó la primera piedra y lo único que ha hecho es esperar que el rival ataque para cogerle las espaldas gracias a unos marcadores que le son favorables, pero la pelota está en el aire, Del Nido es correoso...