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Azul Klein

Charo Ramos

chramos@grupojoly.com

María Moreno

La suma de talentos de su último espectáculo ilustra cuánto aporta el flamenco a la industria cultural

En este año pandémico sin Carnavales en la calle ni concurso de agrupaciones, la bailaora gaditana María Moreno fue la encargada de reabrir la actividad del Gran Teatro Falla el viernes pasado con la representación de More (no) More, el espectáculo por el que logró el Giraldillo al Momento Mágico en la pasada Bienal. El entonces director del festival, Antonio Zoido, presagiaba que la bailaora provocaría el delirio entre sus paisanos y no quiso perderse la cita en Cádiz, al igual que Isamay Benavente, directora del Festival de Jerez, que hoy precisamente desvelará su programación, siempre una de las más interesantes del panorama jondo y que celebrará finalmente su 25 edición entre el 6 y el 22 de mayo.

María Moreno, afincada en Sevilla, donde ha puesto en pie su propia compañía tras curtirse durante más de una década en la de Eva Yerbabuena, se alió con el director y escenógrafo Rafael R. Villalobos para dar forma a este proyecto, ovacionado en el Falla con entusiasmo de estreno absoluto. La bailaora y coreógrafa logró que no quedara un solo ladrillo en pie de la imaginaria cuarta pared, pues la implicación e interacción con sus admiradores fue total. "Ole, espuma", "ole, vapor", la jaleaban cuando movía la maravillosa bata de cola blanca que le ha diseñado Palomo Spain, responsable del vestuario del montaje.

Como ya advirtió en este medio Rosalía Gómez, la obra es un prodigio de talento, belleza y optimismo a cargo de una mujer arrolladora que, desde que se subió a los ocho años a un escenario e inició sus estudios en el Conservatorio de Cádiz, nunca ha dejado de bailar. Y al igual que ocurrió en Sevilla, la soleá fue el momento culminante de un proyecto hilado con exquisita finura por Villalobos en su primer trabajo en el arte jondo y al que contribuyó en esta ocasión la voz del cantaor lebrijano José Valencia, que se desplazó hasta la capital gaditana para arropar a la bailaora. Los dos, en estado de gracia.

La vida de este espectáculo, que nació para la Bienal y llevará su sello por el mundo, se aventura larga y fértil. More (no) more ilustra cuánto aporta el flamenco a la industria cultural y cómo se ha convertido en uno de los mejores laboratorios creativos para artistas andaluces de distintas disciplinas. Ayer, sin embargo, los empresarios de tablaos flamencos alertaron al Ministerio de Cultura de que si no se toman medidas urgentes este sector puede desaparecer. Días atrás, en su comparecencia en el Parlamento andaluz, Eva Yerbabuena, presidenta de Unión Flamenca, advirtió que el 42% de los artistas abandonará su carrera si persiste la falta de ayudas tras un año de cancelaciones, cierres y aplazamientos. Su petición de una cuota fija para el flamenco en la programación de salas y teatros andaluces todavía resuena.

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