La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Modernidad de 'Porompompero'

Ni el pasado, como repite el tópico progre, fue en blanco y negro ni los críticos ven en sepia como si sufrieran acromatopsia

Tiene razón el alcalde al afirmar en su entrevista de ayer en este periódico que no todo es turismo mochilero, argumentando que "hay en marcha 15 proyectos de hoteles de primer nivel, de cuatro y cinco estrellas". Otra cosa es que el turismo masivo plantee graves problemas a la vez que aporta grandes recursos; que no se estén tomando todas las medidas que pongan orden en esta marea; que a causa del déficit de urbanidad quienes ocupan los hoteles de cuatro y cinco estrellas tengan a veces los comportamientos atribuidos a los mochileros; o que los pisos turísticos planteen serios problemas de convivencia.

En estas cosas tiene razón el alcalde, hechas las anteriores salvedades, porque es un hombre sensato y moderado. Algo se está haciendo, aunque no lo suficiente dado que el propio Ayuntamiento ha concedido excesivas licencias en zonas saturadas convirtiendo calles enteras en comederos y dada la proliferación de hoteles y pisos turísticos legales o ilegales que a la vez son causa y resultado del éxodo unas veces voluntario y otras involuntario de vecinos que huyen de zonas saturadas de ruidos y olores de las que ha desaparecido el comercio de proximidad y a las que cada vez se restringen más el acceso y los servicios.

En lo que no tiene razón es en reducir toda crítica al tópico del "prototipo de sevillano que ve la ciudad en sepia y la quiere seguir viendo así, porque cree que así está mejor conservada, que no se alteran sus esencias". Ni el pasado, como repite el tópico progre, fue en blanco y negro -sólo lo fueron el cine y la fotografía que lo documentan- ni toda crítica supone ver en sepia como si se sufriera acromatopsia. Mucho poder tuvo Franco, pero no tanto como para decolorar la realidad. Y la crítica no es solo cosa de reaccionarios con acromatopsia.

Si acaso lo franquista y viejuno es ese concepto de modernidad que identifica lo antiguo con lo viejo y lo nuevo con lo moderno prescindiendo de valores y calidades. Lo más franquista que se ha hecho en la Sevilla democrática son las setas de la Encarnación, digno remate de la operación de la calle Imagen. Y esto no remite a un pasado en blanco y negro sino de colores chillones de película de Pajares y Esteso o de vestuario y decorado del ballet Zoom de Lazarov. ¡Cuánto hubiera disfrutado Valerio montando en las setas la versión futurista tecno-pop del Porompompero que grabó en la torre de Puntales con Marisol!

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