Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Muertes

HASTA hace un par de años morirse en una serie española estaba prohibido. Siempre había que dejar una rendija en el argumento para un posible feliz reencuentro, como el del doctor Vilches, el más reciente. A los actores hartos de su personaje, o que buscaban algo más estimulante, los mandaban lejos y emigraban al Caribe, por si las moscas y los euros. Pero ese afán naturalista, llegado desde Estados Unidos, ha animado a productores y guionistas a perder el miedo a la muerte ajena y a regalar golpes de impresión a la concurrencia. Que se lo digan a los seguidores de Los hombres de Paco, que vieron cómo masacraban a medio elenco. El Duque fue el primer gran fallecido de este nuevo ángel exterminador y en unos días le llegará el turno a su amada Cata, porque Amaia Salamanca está hasta el moño de Sin tetas. La chica de una sola mueca, pretenciosa y floja en el papel teatral que le lleva atareada en Madrid, La marquesa de O, olisquea caminos alejados del lumpen ficticio que le dio a conocer en poco tiempo. Como se ha subido con el autobús en marcha, ha de aprender aprisa y aprovechar las oportunidades, mientras los de Telecinco han anunciado a los cuatro vientos el trágico destino del amor ducal.

(Atención, espoiler) Los guionistas de El internado, tan contundentes para asesinar a cualquiera, no estaban por la labor de llevarse por delante a ningún divo adolescente. La sospecha de un traidor siempre estaba ahí y en esas Ana de Armas anunció su deseo de probar suerte en Hollywood, por lo que se han abierto las puertas de La Laguna Negra. Ya comienza a mascarse que Carol es la traidora, a la que le darán su merecido (pero no mortal). No hay nada como seguir las noticias de los actores para saber cómo discurrirán las series.

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