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Fernando Díaz del Olmo

Catedrático de Geografía Física

Muriel, la ética de la conservación

Muriel representaba la sensatez e integridad en las políticas de conservación

La historia de las acciones en pro de la conservación de la naturaleza es un breve catálogo de pequeñas alegrías seguido de un largo y penoso repertorio de sinsabores, sólo compensado por eso que denominamos la "ética de la conservación". Es una vieja y leal compañera. Sus valores fundamentaron una gran parte del regeneracionismo de la España post-noventayochista, y, afortunadamente, su semilla, cargada de honestidad, sigue germinando fecunda aunque rara avis entre los políticos españoles. Así sucedió con Juan Luis Muriel Gómez (60 años), nacido en Talaván (Cáceres) y afincado en Sevilla. Miembro de Alianza Popular (hoy Partido Popular) desde 1977, de la ejecutiva del partido de 1987-1990, diputado del Parlamento de Andalucía en la legislatura de 1986, portavoz de la Mesa de Medio Ambiente del Parlamento, secretario general del primer Ministerio de Medio Ambiente (1997) en España con Isabel Tocino como ministra, convencido oponente al atroz e ilegal pantano de Jánovas frente a poderosos intereses empresariales, y quién sabe si políticos, impulsor de las acciones de descontaminación del Guadiamar tras el vertido tóxico de 1998, promotor de lo que después trataría de ser la regeneración hídrica de Doñana (Plan Doñana 2005), director de la sede sevillana de la Fundación Biodiversidad, desde donde desarrolló la extensión cultural-medioambiental-conservacionista continuada, como nunca antes ni después fue conocida en la ciudad de Sevilla…, para finalmente ser eludido por sus otrora compañeros políticos y olvidado por las nuevas generaciones de éstos. Geógrafo, contemplador amoroso de paisajes, viajero cultural, respetuoso con las instituciones del Estado, hijo, padre, hermano y familiar cariñoso, amigo incondicional, católico, falleció el jueves 7 de noviembre.

Refugio y referencia de los conservacionistas, Muriel representaba la demanda de una insoportable sensatez e integridad en las políticas de conservación, teniendo siempre en la memoria las nefastas consecuencias de las tragedias medioambientales, la falta de medios y los vacíos en la gestión adaptativa y sostenible en los espacios naturales protegidos. Doñana, Picos de Europa, Pirineos, el quebrantahuesos, el oso, el lobo, el mantenimiento de los caudales ecológicos de los ríos, o el proyecto de Paisaje Protegido del Alto Guadaíra en Sevilla, se beneficiaron de su criterio. Sólo hace unas semanas, Muriel celebraba una de aquellas pequeñas (¡grandes!) alegrías de la "ética da la conservación": la concesión del Premio Andalucía de Medio Ambiente 2019, modalidad especial Doñana 50, a su querido y admirado amigo Jesús Vozmediano. En el tanatorio donde se veló el cuerpo de Juan Luis (en la misma sala que años atrás estuviera otra figura destacada de la conservación, Fernando Molina Vázquez), pudimos constatar el triunfo imperecedero de su política medioambiental pese a su abandono político: coronas de flores, enviadas como testimonio de recuerdo agradecido, por pueblos de la España vaciada, como Jánovas, unidos para siempre al ideario honesto y ascético de la ética conservacionista que propugnó Juan Luis. Toda una leyenda.

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