TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Peatonalización y adoquinismo

El sueño de la peatonalización produce monstruos. Y el adoquín de Gerena tiene vida propia

Peatonalización. El sueño de la peatonalización produce monstruos. No hay vez que se hable de ella, ya sea sólo como idea seminal o proyecto embrionario, que no provoque pesadillas. Aunque en realidad la fractura del sueño la cause el incesante -y parece que aplaudido, por lo deseado- tráfico rodado con su ruido de motores a todo gas, discotecas rodantes, queme de neumáticos y fotutazos. La angustia cada vez que sale a relucir el asunto de la peatonalización llega del mismo sitio. Es una queja gremial: al parecer el comercio tradicional se va a tomar por saco si la calle se cierra a los vehículos. La peatonalización está estigmatizada. Defiendes la peatonalización y en seguida estás señalado como "privilegiado que vives en el centro y te coge todo a mano", como si uno no prefiriera tantas veces el paseo por los arrabales antes que por las calles -peatonales, sí, y muy comerciales- del casco urbano. ¿Qué tendrá que ver la peatonalización con el arte de deambular sin rumbo fijo, ejercicio que por cierto hay que practicar en muchas zonas de la ciudad con los sentidos de la vista y el oído hiperconcentrados en un tráfico hostil? Renombradas calles hay en la actualidad en Sevilla -no es necesario citarlas- cuya peatonalización fue repudiada en su momento con gran rechinar de dientes. Y hoy se ve a los viandantes consumidores gastando la suela yendo y viniendo por ellas, parando ante los escaparates y entrando en tiendas que no parecen marchitas (si lo están ahora es por la crisis del Covid-19, no por la peatonalización). Cuando dicen no a la peatonalización desde determinados sectores, ¿qué pretenden, que el cliente pueda llegar con su coche hasta el mismo mostrador, hasta los probadores?

ADOQUINISMO. He llegado a la conclusión de que el adoquín de Gerena tiene vida propia. O está a punto de tenerla. Y entonces tendré que entrevistar al adoquín de Gerena para la contraportada; que hable por él. También se le hará un acto de desagravio de aquí a poco. Y no me extrañaría que fuera sacado en procesión. Harán falta los costaleros más fornidos. ¿Y si lo canonizan? San Adoquín de Gerena. En una versión más laica, hay que concederle la misteriosa trascendencia del monolito de 2001: Una odisea del espacio. Se está con el adoquín o se está contra él. No vale la equidistancia con el adoquín. Si no eres adoquinista y no abrazas la fe del adoquinismo, previa adhesión al Manifiesto por el Adoquín de Gerena, entonces es que eres un pavimentariano seguidor del asfaltonismo, esa ruin secta beoda de alquitrán y empachada de granito que está destrozando la ciudad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios