La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sánchez entra en los templos cuando quiere
CUALQUIER día, o noche, pasará algo desgraciado y bueno es prever cosas que luego puedan pesarnos. La gente está harta de los gorrillas en Bami, en la Gavidia y en algunos otros puntos en que estos desarraigados se buscan la vida. Igualmente, el vecindario de Santo Domingo de la Calzada o el de Sevilla Este andan que no viven con el volumen de conflictividad que acarrea una prostitución que les pasa por la faja. Y pasa que el hartazgo por este clima de inseguridad y de malos rollos ha hecho que el personal se lance a la calle para erradicar el problema por sus propios medios. Y se crean especie de somatenes que patrullan las calles como si estuviesen legitimados y capacitados para hacerlo. ¿Qué pasa, entonces? Pues pasará que cualquier día, o noche, en cualquier esquina se puede producir una colisión de consecuencias que no se pueden calcular, pero que serán malas, todas malas, muy malas.
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