Dice el Ayuntamiento que el Plan Respira Sevilla, cuyo lema es "Contra el cambio climático y por una ciudad más habitable, saludable y en verde", integra "medidas e iniciativas dirigidas a impulsar la movilidad sostenible, reducir emisiones contaminantes, garantizar la accesibilidad universal y favorecer un modelo de ciudad más habitable y saludable". Perfecto. El problema es que el reverso de tan excelentes intenciones es el estrangulamiento definitivo del centro. Paradójicamente, Respira Sevilla se convierte en Asfixia el Centro.

Tras más de 20 años consintiéndolo prácticamente todo -calles enteras convertidas en una hilera de bares y restaurantes, desaparición del comercio de proximidad, pisos turísticos, exilio de vecinos hartos de soportar ruidos, fritangas, carencia de servicios y restricciones de acceso- para convertir el centro en una gran superficie turística, las restricciones al tráfico de vehículos privados y el progresivo alejamiento de los servicios de transporte público están contribuyendo a consumar este vaciamiento de vida, esta asfixia.

Al fomentar de forma tan descontrolada la reducción de los servicios del centro histórico a lo que el turismo necesita, y al haberse eclipsado este a causa de la pandemia, una gran parte del centro es un cementerio: perdió y sigue perdiendo su vida cotidiana y sus vecinos, a los sevillanos no residentes en él les ponen cada vez más trabas para acceder y ha perdido de momento a los turistas. Más de un centenar de comercios han cerrado. No sólo los dedicados a los turistas, que en muchas calles eran mayoría, también los que atraían a los "nativos".

La gallina de los huevos de oro del turismo ha dejado de poner y la enloquecida conversión del centro histórico en un ponedero de gallinas turísticas lo ha vaciado de vecinos y ahora, a causa de la pandemia, de turistas. Volverán estos, algún día, cuando lleguen las vacunas, pero el daño será irreversible: la salida del túnel nos conducirá a un centro aún más turistificado después que el Plan Respira Sevilla lo haya asfixiado del todo. Las calles peatonalizadas serán transitadas solo por turistas, como ya pasaba en el barrio de Santa Cruz y todo el entorno de la Catedral. Las únicas ventanas encendidas serán las de los hoteles. Los comercios estarán al servicio de los turistas. Y los sevillanos comprarán en sus barrios o en los centros comerciales del extrarradio.