Concurre el Betis a la cita de hoy en Riazor y en su misión cobra especial relevancia el intento de revalidar su buena imagen del domingo pasado. ¿Será capaz el equipo de refrendar lo que mostró ante el Barça? He ahí la cuestión y bueno sería que la imagen fuese acompañada del resultado para mostrarle la matrícula a un enemigo directo que fue, además, el que defenestró al Betis de una Copa que, viendo los sorteos, pudo pintar muy bien.

A cuatro puntos por abajo, el Dépor de Gaizka Garitano tiene más fútbol que puntos, por lo que no estamos hablando de toparse con una perita en dulce. Incluso la galerna que campa a sus anchas en la zona puede ser un inconveniente añadido, pero fue tan buena la imagen que el Betis dio ante el Barça que en este tiempo avant match las sensaciones son positivas. Incluso las ausencias, que son numerosas, parecen tener menos incidencia cuando el ánimo es alto.

Y es que si volvemos a la dicotomía entre actitud y aptitud, en el pleito con el gran coloso pudo comprobarse que cuando lo primero sale a relucir, la aptitud resalta hasta parecer mejor de lo que en realidad es. Por eso y esperando que la actitud adecuada no falte a lista junto a Orzán, un optimismo que no debiera confundirse con triunfalismo es lo que acompaña al Betis para un viernes más de los muchos que han escenificado los pasos del equipo bético por esta Liga.

Ya sólo cabe desear que el huracán desatado de forma torticera en torno a Zozulya no haya distraído a un vestuario habitualmente proclive a las distracciones. La sinrazón del caso ha sensibilizado a todo el plantel de tal forma que ayer salía Joaquín en nombre de todos para dar un comunicado que registró el error de generalizar cuando todo nació de un medio determinado. En fin, que toca Riazor y que bien debe ser el escenario que certifique la definitiva recuperación bética.