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Tomás García Rodríguez

Doctor en Biología

Sevilla y la Red de Juderías de Sefarad

Por su contenido histórico y belleza, la judería de Sevilla merece Centro de Interpretación

Diversos pueblos y ciudades españolas mantienen reflejos de sus juderías medievales, cuyas comunidades desaparecieron a finales del siglo XV tras un decaimiento progresivo espoleado por los atroces asaltos perpetrados sobre ellas a partir de 1391. La mayoría de los municipios que sustentan viva la llama sefardí se acogen a la Red de Juderías-Caminos de Sefarad, en la que están integradas las de Ávila, Barcelona, Béjar, Cáceres, Calahorra, Córdoba, Estella-Lizarra, Hervás, Jaén, León, Lorca, Lucena, Monforte de Lemos, Plasencia, Ribadavia, Sagunto, Segovia, Tarazona, Toledo, Tudela y Tuy. Todas poseen un encanto propio y son cuidadas con esmero, ofreciendo a los visitantes lo mucho o lo poco que conservan y pueden mostrar: sinagogas, barrios o simples trazas de interés histórico-artístico. Sevilla no forma parte hoy en día de la Red, que supone un magnífico medio de difusión en distintos ámbitos culturales y turísticos, aunque perteneció a ella entre 2011 y 2016, cuando se excluyó voluntariamente por "no generar el retorno económico deseado"...

Así pues, la incomparable judería sevillana sigue en parte olvidada, a pesar de constituir lo más granado del casco viejo hispalense. La que abarcaba dieciséis hectáreas y, con tres mil habitantes, fuera en el siglo XIV la segunda en extensión del reino castellano-leonés tras la de Toledo; la que preserva casi intacto su trazado medieval; la que subyace en el barrio de Santa Cruz bajo la elegante capa de cerámica, ladrillo y fuentes procedentes del siglo XX; la que vela sinagogas semiocultas en las iglesias de San Bartolomé y de Santa María la Blanca, con reconocibles elementos y vestigios judaicos como las puertas de acceso de las mujeres y de los hombres al antiguo templo israelita en esta última; la que mantiene en la oscuridad del sótano de un bar, usado como almacén, uno de los pocos baños de purificación -mikvé- judeoespañoles, aún por recuperar y restaurar; la que acumula los restos del gran cementerio hebreo de la Puerta de la Carne en sombrías dependencias del Museo Arqueológico Provincial; la que se ofrece tal cual, sin maquillaje alguno, en mi barrio de San Bartolomé...

Por su contenido histórico y belleza, la judería de Sevilla merece ser mostrada a todos a través de un indispensable Centro de Interpretación y de su definitiva pertenencia a la Red de Juderías de Sefarad. Este valioso espacio integrado en el corazón de la ciudad impregna su esencia a quien lo ha vivido y sentido desde niño o a quien lo visita alguna vez. Además de todo lo referido anteriormente, nos brinda lugares de ensueño en rincones apartados, recogidos conventos, sorprendentes palacios, restos murales, románticas callejuelas de estrechez infinita; plazuelas donde convergen los efluvios amorosos de doña Inés y don Juan Tenorio junto a altivos naranjos; enclaves que guardan el dulce espíritu de Murillo, la huella de Santa Teresa, la bondad piadosa de Miguel Mañara y el llanto eterno de miles de almas.

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