Este Sevilla puede aspirar a lo mejor

AUNQUE esta misma tarde arrancan los octavos de final y ayer se remataba la Liga quiero hacer hincapié en la magnífica impresión que me causó el Sevilla en el mediodía del domingo. No sé si ha sido el mejor Sevilla de Unai, pero sí hemos de convenir en que si el equipo mantiene el talante mostrado ante el dubitativo Getafe está en condiciones de apostar con fuerza a renovar su condición continental el próximo ejercicio.

Sensacional despliegue de fuerza y de cabeza para una presión que le sacó el aire al rival. El físico apenas sirve de algo si no va acompañado del raciocinio y, por supuesto, de que no se resienta el sentido de equipo. De poco vale ir a agobiar al contrario si no se hace mancomunadamente, si no van todos a una y de forma sincronizada.Y desde esa plataforma inteligente es de donde el Sevilla, y a partir del tañido inicial, fue destrozando al enemigo de turno.

Que el enemigo de turno contribuyó a la exhibición sevillista, pues pudiera ser, pero eso no le resta mérito alguno al despliegue de fuerza y de fútbol que ofreció.Y quiero ser especialmente meticuloso en la disección de ese fútbol porque en un tiempo llamado la era del tiquitaca ya es reconfortante ver un equipo con la verticalidad del Sevilla. Con dos puntas que se complementan por el trabajo de Bacca y la velocidad de Gameiro hay que reparar en lo que a Rakitic le sale por las botas.

Corriendo como un doméstico, el concertino sevillista dio un recital de pases que ni Velázquez o Netzer. Pases que descuajaringaban a la pobre víctima que tenían enfrente. Impresionante el croata como impresionante trabajo el del resto, tan generoso que van a conseguir que Reyes vuelva a parecerse al que era. Ya digo que si el Sevilla es capaz de afrontar el futuro con el tono que ofreció en la mañana de la Cabalgata, un puesto en Europa por propio derecho lo tiene asegurado.