Sólo dos puntos abajo en la tabla y con la vitola de su imbatibilidad como visitante, Osasuna llega a un territorio herido. Es, quizás, el mejor Osasuna de la contemporaneidad y le aguarda un rival superior que, además, anda lamiéndose unas heridas infligidas por el otras veces aplaudido VAR. Lo del artilugio diabólico es como cuando la risa va por barrios, pero esto es lo que hay mientras se cruzan los dedos para no más desavíos.

Osasuna ha sorprendido con sus victorias en Vitoria, Cádiz, Mallorca y Villarreal más unas tablas en el mismísimo Bernabéu que le han sabido a bingo. Y se da la circunstancia de que su potencial ha surgido como viajero, mientras que sus números de anfitrión no pueden ser peores. Su triunfo sobre el Rayo Vallecano más aquellos empates con Granada, Celta y Espanyol colisionan de lleno con derrotas tan abultadas como las cosechadas ante Valencia y Betis.

Todo ello, sin embargo, da un saldo más que positivo, ya que su séptima plaza ex aequo con Rayo y Atletico de Madrid es para darle un sobresaliente a la trayectoria rojilla. Y hay que hacer hincapié en su potencial como visitante, precisamente en el rol que le toca recitar esta tarde en Nervión. Presionando arriba o muy ordenado atrás, como el miércoles en el Bernabéu, han permitido que los de Jagoba Arrasate compitan con el Rayo de Iraola como revelación liguera.

Pero el Sevilla es el Sevilla y lo más probable es que los navarros pierdan su imbatibilidad en Nervión. Los de Lopetegui han vuelto de Palma muy enojados por lo que consideran una intromisión que no venía a cuento del VAR. De haberse validado el gol de Ocampos, el Sevilla estaría pisándole los talones al líder y eso duele. Se juega a la hora de cuando entonces y, estadísticas aparte, es el Sevilla quien parte de favorito, pero sin perderle la cara a un rival muy a tener en cuenta.