La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La alegría de Fito
LOS niños de Se llama copla júnior me producen una infinita ternura, una desazón de tristeza, de desesperanza, porque el siglo XXI sigue sin aparecer por Andalucía. Ni en la generación próxima. La corporación audiovisual de la Junta, Canal Sur, anima a los pequeños a canturrear copla y a adoptar los modos tonadilleros sin mejor horizonte para las inquietudes musicales del Sur. Ni rastro de un concurso de corte cultural desde que cerraran el Canal Sur 2 hace ya dos años. Ni un programa infantil que no sea a deshoras. Los niños andaluces están llamados a coplear. Aquí no interesan los conservatorios, ni los movimientos musicales urbanos, ni los chicos entusiasmados con el inglés. Nuestro futuro sigue pasando por las academias de flamenqueo y las canciones cejijuntas tipo Gemeliers, es decir, Los del Río 2.0.
Me dan una profunda pena todos estos niños copleros. Me suenan a películas en blanco y negro y a hambrunas, a cortijos y señoritos, a chistes de Miguel Ligero y al "ozú" de Lolita Sevilla en Villar del Río, con aquel cojo, el último de la fila, recibiendo a Míster Marshall. Canciones para después de una guerra ¿Qué hemos hecho los andaluces para arrastrar esta cadena, la cadena del abuso de nuestra copla a cargo de Canal Sur?
La Junta presidida por Susana Díaz nos quiere copleros desde la cuna, añejos y autárquicos, con floripondios y orquestina. Nos quiere novilleros, saltando la tapia para jalear a la becerra mientras nos cantan Jesulín y María del Monte al oído. Nos quiere obedientes y dormidos, como espectadores del No-do, aplaudiendo a los consejeros que inauguran cosas y asustados con todas las tragedias que pasan por ahí. Que copleen nuestros niños, mientras bebemos del botijo bajo el sombrajo diciendo que como en Andalucía no se vive en ningún sitio del mundo.
Qué decepción más grande para Blas Infante.
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