Azul Klein

Charo Ramos

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Tusquetistas de Sevilla

Daniel Ruiz, que publicará en septiembre 'El calentamiento global', ilustra la diversidad y pujanza de la escena literaria

En un vídeo grabado en la Biblioteca Nacional varios autores de Tusquets, el sello fundado por Beatriz de Moura que cumple ahora 50 años, recuerdan sus inicios en la editorial. Merece la pena verlo y filtrar las emociones fuertes y los cariños duraderos que esta relación entre editor y autor ha propiciado, hasta el punto de que Almudena Grandes, que debutó con ellos en Las edades de Lulú, desee publicar todos sus libros en una casa que, para ella, es "mi otra familia". Y lo mismo vale para Petros Márkaris, Leonardo Padura, Cristina Fernández Cubas, Fernando Aramburu, Antonio Orejudo o Luis Landero, al que la llamada de Toni López Lamadrid para decirle que había encontrado editor "fue uno de los días más felices de mi vida".

El jueves pasado la editorial, que ahora pertenece a Planeta, celebró la gran fiesta de su medio siglo en el idílico entorno de la Torre dels Lleons de Esplugues de Llobregat, donde convocó a autores, editores, libreros y periodistas de toda España. La presencia de la fotógrafa Colita y del arquitecto Óscar Tusquets, primer marido de Moura y de quien la editorial tomó el nombre, retrotraían a aquella gauche divine que con alegría y erudición llenó de activismo cultural el final del franquismo. Jorge Herralde, que en septiembre celebra los 50 años de Anagrama, y autores como Enrique Vila-Matas, Luis García Montero, David Trueba o Alicia Giménez-Bartlett departían felices en una noche más sofocante que la de Sevilla, y cerca de nuestro paisano Daniel Ruiz, que ganó el Tusquets de novela y en septiembre volverá a sorprender con El calentamiento global, título óptimo para esta ola de calor que viven al norte.

Ruiz, tan ingenioso como bienhumorado, acuñó el término "tusquetistas" donde no sólo conviven los autores como él sino toda esa comunidad a la que novelas como La insoportable levedad del ser de Kundera o El amante de Marguerite Duras descubriría que leer es, ante todo, una pasión que ensancha y trastoca la vida.

La delegación de la capital andaluza encontró excelentes embajadores en Maite Aragón de la librería Caótica y Jesús Vigorra de Canal Sur, y gracias también a Ana Gavín, tantos años directora de la Fundación Lara, y a Nuria Lupiáñez (y parte de su equipo) de Édere, la empresa que lleva aquí la comunicación de Tusquets, no había editor que no se acercara a saludar y elogiara la diversidad y pujanza de la escena literaria sevillana.

En Tusquets aprendieron hace 50 años que el esfuerzo, la complicidad y la intuición sientan las bases de un negocio duradero. De Moura pasó hace un tiempo el testigo a Juan Cerezo, formado en el sello, que cerró la noche prometiendo estar muy atento para descubrir (y llamar por teléfono) a las nuevas voces que mantendrán el prestigio del sello barcelonés. Larga vida a Tusquets.

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