La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Urdiales deja en ridículo el sistema

Como en la sabatina gloriosa del 25 de agosto en Bilbao, pero como en una edición corregida y aumentada. A lo bestia, para mejor entendernos, fue el resultado de la actuación del torero de Curro Romero el domingo en Las Ventas del Espíritu Santo. Aunque el Espíritu Santo no suele aparecer en las 625 líneas, en esta ocasión sí que se hizo carne para habitar entre nosotros. Se producía el toreo con mayúsculas, esa mezcla de arte y valor que sólo se da en ese espectáculo en que se muere de verdad y que el populismo vigente quiere cargarse. De azul y oro, Diego Urdiales iba pariendo el prodigio de su pureza mediante una torería preñada de naturalidad. Y la sonoridad de Las Ventas propagaba el rugido de un público enardecido ante la obra de un torero de una vez. Un torero que llegaba a Madrid con sólo cuatro corridas. ¿Y eso cómo es posible que sea posible?

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