La tribuna

Abel Veiga

Zapatero vs Rajoy vs Rubalcaba (y III)

27 de agosto 2011 - 09:05

ACABÓ siendo imprescindible para Felipe González, también para Rodríguez Zapatero. Es un superviviente, con gran cintura política, sabe coquetear con los medios, llegar a la opinión pública. Suscita como nadie recelos y enquistamientos viscerales hacia su persona, y en ellos se crece. No es el anti Zapatero como algunos pregonan, pero sí diametralmente opuesto a éste, en su forma, talante, inteligencia y concepción de la política. Alfredo Pérez Rubalcaba es el único que puede ofrecer un cierto colchón a la deriva de votos que sufrirá el Partido Socialista el próximo noviembre. En la adversidad se crece, en la marejada sabe moverse como pocos, y en el fango se arremanga sin escrúpulo. Es un todo terreno de la política. El hombre hecho a sí mismo y curtido en batallas e intrigas. Las ha ganado todas o casi todas, aun habiendo apostado por caballo perdedor como en 2000 al apoyar a Bono frente a un ignoto Rodríguez Zapatero. Entre aquella fecha y la de hoy, nadie reconoce al Partido Socialista. La catarsis silenciosa y al obediencia ciega han desnaturalizado un partido rehén voluntario de La Moncloa.

Buscará su perfil propio, eso sí, sin matar al padre político. No renegará de éste, pero sí marcará distancia, lo necesita para cortar un cordón umbilical que sin embargo sociológicamente ya ha calado y empapado durante años en el electorado. Se equivoca Ana Mato, aupada a las mieles del triunfo de las campañas electorales del Partido Popular, cuando la victoria es fácil sin necesidad de hacer mucho, cuando asevera que Rubalcaba es pasado. También lo es ella, lo es Rajoy y muchos otros que llevan décadas en el escaño público. Nada ni nadie ni tampoco un coordinador u otro privarán del triunfo a los populares. Somos reacios a cambiar cuando la percepción lo devora todo. Pero si alguien es capaz de reinventarse así mismo traicionándose pero sin aparentarlo, ese es Pérez Rubalcaba. Sabrá hacer autocrítica. Es un demagogo de la palabra. Necesita encandilar y ser valorado por el electorado. Los populares machacarán y arremeterán una y otra vez que todo es lo mismo y qué el candidato socialista es parte y culpa del fracaso y de la situación del país. Lo oiremos, lo escucharemos impenitentemente.

No es un jugador conformista. Sabe enrocarse y jugar a medio y largo plazo. Sabe medir los tiempos políticos y sabe como pocos revestir en triunfo un fracaso. Entre bambalinas encuentra su medio, su escenario. De eso saben y mucho en el mundo violento de ETA y los radicales. Tiene que arriesgar, que exponerse y hacerlo con mayor énfasis que Rajoy, que simplemente esperará pacientemente, al menos de cara a la galería, lo que los populares y el mismo consideran inevitable, la victoria. No arriesgarán lo más mínimo, no lo ha hecho nunca y no lo hará, pero Rubalcaba es diferente, embaucará la palabra y el discurso, se hará un ciudadano más como si fuera un personaje camaleónico. Nos parecerá de los nuestros, con los mismos problemas, con las mismas sensaciones y percepciones. Algunos se lo creerán, otros no.

Empleo, economía, igualdad y política son los ejes programáticos de su campaña, de sus propuestas, cuáles y en qué sentido son la gran incógnita, la realidad es aciaga con cada uno de esos cuatro ejes. La realidad que se tejió y destejió mientras el era parte de ese mismo gobierno y que, en los últimos meses era la cabeza real. Nos lo acaba incluso de recordar, blasonándose y coronándose así mismo como líder de los socialistas. Mal deben ir las cosas cuando se autoproclama líder y los medios, afines y no, se lo cuestionan.

Su discurso es riguroso en el debate, duro, correoso y con cintura para esquivar el golpe. Sabe que en la refriega retórica y dialéctica nada tiene que temer a Rajoy, pero también sabe que la percepción ciudadana ya ha descontado también esto. Sin embargo siempre ha estado mejor valorado que el propio Rajoy, ¿Por qué? ¿es creíble, goza de convicción y credibilidad? ¿sabrá generar confianza pese a todo lo que de él se dice desde la derecha? No hay efecto Rubalcaba, simplemente hay Rubalcaba en estado puro. Poco o nada sabemos de su vida privada y personal. Algo más de su vida política y pública, es un corredor de fondo, tiene aguante y paciencia, tanto que desespera a sus adversarios. No entusiasma, pero en eso tampoco lo hace ningún político en el momento actual. Veremos su transmutación hacia un candidato profundamente humanizado, sencillo, cercano. ¿Será creíble? Quizás demasiado tarde, quizás el miedo a una mayoría absoluta de Rajoy, aplastante y demoledora, pueda movilizar el voto perdido de la izquierda, es la gran incógnita. No hay otra. Con o sin Rubalcaba, el PSOE necesita re

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