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Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

¿Hay alguien pensando?

Cometer de nuevo el error de poner todos los huevos en la misma cesta es un lujo que no nos podemos permitir

La vida no volverá ya nunca a ser la misma que dejamos atrás. Lo decía el otro día uno de los principales virólogos del mundo, que hablaba de que posiblemente, cuando lo más duro quede atrás, habrá que vacunar a los niños del Covid-19 cuando nazcan y administrar a los adultos dosis de recuerdo y que serán normales algunas normas de conducta y de distanciamiento social que hemos estrenado en esta pandemia. Lo comparaba con los atentados del 11 de septiembre de 2001. A partir de entonces, viajar en avión no volvió a ser lo mismo. Ahora vemos como lo más normal del mundo que nos obliguen a quitarnos los zapatos antes de embarcar o ver por el centro de las ciudades policías armados como para una guerra, pues de una guerra contra el terrorismo internacional se trata.

La vida no volverá a ser la misma y las ciudades tampoco. En Sevilla vamos a asistir a una transformación que tiene mucho que ver con el modelo económico y social que se había impuesto en las últimas décadas. Aquí seguimos oyendo hablar del turismo como la palanca fundamental, casi exclusiva, de la recuperación. Esta semana Fibes ha sido escenario de un congreso internacional en el que se han puesto de relieve las expectativas que existen con respecto a este sector para tirar del carro cuando la situación se normalice. Pero cometer de nuevo el error de meter todos los huevos en la misma cesta es un lujo que no nos podemos permitir. La pregunta es casi de Perogrullo: ¿hay alguien pensando en la Sevilla que va a salir de esta debacle y diseñando cómo puede hacerse fuerte la ciudad para los tiempos duros que vienen? El alcalde, Juan Espadas, cuenta con un instrumento que en teoría se dedica precisamente a eso, a pensar en el futuro de la ciudad. Se trata de la Oficina de Planificación Estratégica de Sevilla, al frente de la que puso a Gaspar Llanes, un economista con larga experiencia en la Junta de Andalucía, que pocos meses antes de que el coronavirus lo cambiase todo presentó un plan estratégico hasta 2030 que hoy debe de haber quedado, por lo menos, desfasado.

No sé si se puede hacer recaer sólo en el Ayuntamiento la responsabilidad de preparar la Sevilla del futuro. Ahí está también la Junta de Andalucía, que es la que tiene de verdad el control de los instrumentos de promoción económica y de planificación. Y también le toca su parte a los empresarios y a todos los agentes que influyen en la sociedad. Se escucha poco hablar de industria y de tecnología y mucho de bares y hoteles. No están los tiempos para perderlo y quizás lo estemos haciendo.

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