La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El capricho veneciano de Pedro Roldán

Obras en el casi centenario edificio que Pedro Roldán encargó a Espiau. Esperemos que Urbanismo esté atento

Un joven de origen riojano llamado Pedro Roldán se estableció en 1915 como sastre y camisero en la esquina de la plaza del Pan con Siete Revueltas. Tuvo tal éxito que en pocos años fue cogiendo todo el frente de la plaza y las embocaduras de Lineros y Siete Revueltas hasta encargar en 1925 al afamado arquitecto José Espiau el ambicioso, por sus dimensiones, y encantador y extravagante, por su aire entre regionalista y veneciano, edificio que desde entonces define, junto a la parroquia del Salvador, la fisonomía de la plaza del Pan. Con una rica decoración de ladrillo tallado, forja, paños de azulejos de Montalván, ventanales ornamentados y hasta, en la pequeña torre mirador, una vidriera con una imagen de Jesús de la Pasión, es una de las joyas del regionalismo.

Competidor de los más antiguos almacenes Los Camino-Peyré, con origen en 1790 y suntuosamente remodelados por Aníbal González en 1928, y Almacenes del Duque, establecidos desde 1879 en el palacio del marqués de Palomares, y de los más modernos Almacenes El Águila de calle Sierpes, para los que José Gómez Millán creó un espléndido edificio modernista en 1912, y la Ciudad de Londres de calle Cuna, para la que Espiau creó en 1914 el hermoso pastelito regionalista neomudéjar -eran otros tiempos en los que los comerciantes expresaban su prestigio con la firma de los grandes arquitectos y la belleza de edificios, escaparates y decoraciones-; y competidor de sus coetáneos Siete Puertas y Nueva Sevilla, fundados en 1923 y 1926, la creciente popularidad de los Almacenes Pedro Roldán, pionero en la utilización de los más variados recursos publicitarios que incluyeron el hoy llamado 'merchandising y recursos efectistas (saleros de cristal y porcelana con la marca decorados con pinturas, abanicos, una guía de Sevilla de bolsillo o un autómata situado en uno de los escaparates), fue tal que en 1965 celebró su cincuentenario con una gala en el Lope de Vega que incluyó un pregón exaltando a la empresa y la vida comercial sevillana de los últimos 50 años, sorteos y premios para los clientes y un desfile de coches antiguos con conductores y ocupantes vestidos a la moda de 1915.

Está ahora en obras el edificio Pedro Roldán de Espiau -al que le faltan tres años para cumplir el siglo- y no sé si debemos echarnos a temblar. Esperemos que Urbanismo esté más atento que con la antigua joyería Ruiz.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios