El Congreso devuelve el toro

09 de octubre 2025 - 03:07

El Congreso ha devuelto a los corrales un toro muy complicado de lidiar: la iniciativa legislativa popular que reclamaba retirar a la tauromaquia la consideración de patrimonio cultural. Con la decisiva abstención del PSOE, la iniciativa no llegará ni a discutirse en el Parlamento, a pesar de que, formalmente, venía sin lesiones y respaldada por algo más de 600.000 firmas. En esta ocasión los socialistas han esquivado uno de esos asuntos con los que el Gobierno tanto polariza el arco político y de los que Vox, más que el PP, es su principal beneficiario. Esta vez ha preferido no darle ese instrumento a Abascal, tal era el peligro del astado.

La tauromaquia no divide a la derecha y a la izquierda de forma tan poderosa como sí lo hace la inmigración, la energía nuclear, la memoria democrática o los impuestos, pero la prohibición de los toros, la abolición, sí marca una tremenda diferencia por cuanto enfrenta a los partidarios de la intervención de lo público ante lo que se considera una tortura animal con quienes defienden la libertad como blindaje ante un Estado invasor de las esferas individuales. A ello hay que añadir el componente nacionalista por lo que de español tiene la fiesta, lo que convierte al asunto en una caja de bombas. De las que explotan.

La nueva derecha populista, la que nace en Estados Unidos, tiene un componente libertario que engarza con la historia de este país, es la que defiende la posesión de armas de fuego, la resistencia a vacunarse como un derecho o el consumo de carne roja hasta reventar como un ejercicio de protesta ante la intervención del Estado en asuntos de salud pública. Para los maga españoles, el toro formaría parte de esa identidad amenazada que es su razón de ser.

El temor a una prohibición de los toros o de la caza es un banderín que encaja a la perfección en la agenda de propagandista de Vox, de ello se hablaba en muchas conversaciones privadas que saltaron a lo público en las elecciones andaluzas de 2018, cuando el partido de Santiago Abascal dio el campanazo. Desde entonces, tanto el PP como el PSOE de Andalucía se han desvivido para demostrar su apoyo a los dos sectores, no así la izquierda de más allá de Despeñaperros que nunca desistirá de su empeño de reducir la fiesta de los toros a ámbitos cada vez más reducidos. Esto vino para quedarse.

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