La cultura en tiempos del virus

La butaca que no se ocupa hoy, la entrada que no se vende, nunca más se recupera

La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artilugio logramos sobrellevar el pasado". G. García Márquez.

La cultura en un sentido amplio se ha manifestado esplendorosa en estas semanas que llevamos recluidos. Y nos está ayudando a sobrellevar la situación. En los balcones, en las cocinas y en esas otras ventanas que nos rodean por todas partes en forma de pantallas. Canciones y conciertos, obras de teatro y ballets recientes y de años atrás, películas, series de televisión y flamenco en diversos formatos. Visitas virtuales a museos, galerías y exposiciones. Eso está bien, pero el sector cultural está cerrado y los nuevos productos culturales no se están produciendo ni estrenando. Los conciertos de verano suspendidos. Los festivales de flamenco y de teatro clásico como Almagro, Mérida, Olmedo y otros están a punto de anunciar que no se realizan. Veremos.

Los rumores apuntan que hasta septiembre u octubre no habrá funciones o conciertos. Desde hace unos años, gran parte de la producción escénica y musical propia se apoyaba para su viabilidad en la temporada de verano. Todas las actividades culturales, exposiciones y presentaciones están aplazadas sin fecha. Algunas se podrán retrasar, otras no. Simplemente no se realizarán. ¿Qué pasará con los cientos de encargos y miles de sueldos perdidos por las suspensiones? Simplemente se perderán. No son los cachés de los artistas solamente. Por experiencia sé que los sueldos y honorarios de la parte creativa son solamente una parte, y no la mayor, de los presupuestos de los actos culturales. El resto se invierte en técnicos, carpinteros, pintores, transportistas, imprentas, viajes, comidas, alojamientos, publicidad, etcétera. Toda una logística que no se asimila con facilidad al modelo de trabajadores fijos o temporales de la industria o los servicios. Más me recuerda al sector de los productos perecederos. La butaca que no se ocupa hoy, la entrada que no se vende, nunca más se recupera. Y esa merma económica hará inviable continuar a muchas pequeñas empresas culturales, que son la mayoría.

Las medidas económicas para la crisis no han contado en principio con el sector de los productos culturales. Dicen que se van a adoptar medidas equivalentes a otros sectores. Estas últimas semanas me han hecho dudar tanto de las soluciones de sálvese quien pueda, como de las completamente centralizadas. Pero hoy por hoy, veo más en sintonía a los ayuntamientos y la administración autonómica andaluza con los problemas del sector cultural, que no olvidemos es uno de los motores del sector turístico. Se anuncian planes de relanzamiento. Muchos tememos que para algunas compañías y pequeñas productoras será tarde. Y un ruego a los públicos que llenan los balcones: los aplausos animan, pero no dan de comer. Hay que exigir presupuestos suficientes en sanidad y medidas para que en la próxima ocasión los productos culturales españoles sigan existiendo.

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