La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El desdén de Vox por las municipales

La candidata elegida tiene sólo un mes, condicionado por la Feria, para explicar su modelo de ciudad

En Vox no han tenido hasta ahora mucho interés por las elecciones municipales. Están entregados a la causa de los comicios generales, al culto al sumo sacerdote de la barba afilada, al cultivo del voto emocional, a la propagación de ideas fuerza en sus particulares redes sociales. No se explica que quien aspira a la Alcaldía de una gran ciudad como Sevilla sólo disponga de un mes para darse a conocer y para explicar su proyecto, modelo o idea de ciudad. Que cada cual lo llame como quiera. Recuerden que a Monteseirín le encantaba lo del modelo y los planes estratégicos. Y que Zoido alzó como estandarte particular la inexistencia de un modelo de urbe, sino que Sevilla funcionaría como un reloj, que al final fue de cuco por la de pájaros que revolotearon al calor de los 20 concejales. La candidata a la Alcaldía de Sevilla por Vox se llama Cristina Peláez, por el momento una perfecta desconocida. Su nombre ha trascendido más por interés de los profesionales de la información que por el propio partido, lo que demuestra el escaso interés de la formación en mover el cotarro municipal, o la fe tan ciega como absurda en la estrategia marcada en los cuarteles de las tres letras de Vox: "Todo por Abascal". La candidata no es que tenga un perfil plano, es que el partido casi la ha tapado. Su nombre se ha dado a conocer por una mera cuestión de plazos legales de presentación de candidaturas. Si por los gurús del partido fuera, que siempre habitan en Madrid, lo hubieran hecho después del próximo domingo. Peláez se ha dejado ver en el acto del pregón de la Semana Santa, en los palcos de la Plaza de San Francisco, que para eso el Parlamento de Andalucía tiene sus palcos de protocolo, y en alguna cita más de carácter costumbrista, digámoslo así. La candidata ha sido dada a conocer en silencio. Es una cabeza de lista pretendidamente de ruan a la que han montado en el vagón silencioso del AVE para este viaje municipal. Peláez cuenta con un mes mal contado para explicar sus soluciones a los problemas de la ciudad, porque encima está la Feria de por medio con todo su ruido, su jarana y sus resacas. Es muy poco tiempo. La estrategia indica, cuando menos, una notoria falta de entusiasmo por las municipales y una apuesta cegadora por las elecciones generales. Todo se confía a la marca, como en los tiempos del PSOE y la cabra. La gente votará Vox porque se trata de Vox. Lo tienen claro. Debe ser la enésima vuelta de tuerca de la nueva política. Una opción legítima. Pero los retos de la ciudad necesitan algo más de un mes con una Feria de formato largo por en medio.

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