Tomás garcía rodríguez

Doctor en Biología

La destrucción de las juderías medievales

El odio latente del pueblo había sido inflamado por arengas antisemitas de Ferrán Martínez

El martes 6 de junio de 1391 se desencadena en Sevilla un asalto a la judería que culmina en masacre y desintegra la comunidad hebrea. Muchos huyen, mujeres y niños son vendidos a traficantes musulmanes de esclavos, y sólo permanecen los convertidos al cristianismo y algunos privilegiados. El odio latente del pueblo había sido inflamado por arengas antisemitas del provisor del arzobispado hispalense Ferrán Martínez, aunque los orígenes de la revuelta haya que buscarlos en la catastrófica situación económica de Castilla, cuyas causas principales son diversas: la contienda bélica entre Pedro I y su hermanastro Enrique, el vacío de poder por la minoría de edad de Enrique III o la gran epidemia de peste sufrida en 1348 -con rebrotes en 1387 y 1391- que aniquiló a cuatro millones de personas en la península ibérica, dos tercios del total de la población. La chispa prendida en Sevilla corre fulgurante como un reguero de pólvora...

"Todo esto fue cobdicia de robar, según paresció, más que devoción... Perdiéronse por este levantamiento en este tiempo las aljamas de los judíos de Sevilla e Córdoba e Toledo, e otras muchas del regno; e en Aragón, las de Barcelona e Valencia, e otras muchas; e los que escaparon quedaron muy pobres..."(Pedro López de Ayala, siglo XIV).

Otros motivos inciden en los ataques, pues rumores maledicentes propalan la idea de que los hebreos envenenan pozos de agua cristianos, lo cual explicaría la menor tasa de mortandad judía en años de epidemia. En realidad, se debía a estrictas leyes higiénicas que redundan en una caída drástica de los contagios: el lavado de manos frecuente, el baño ritual de los viernes previo al Shabat o los enterramientos realizados extramuros, mientras los cristianos los efectuaban en cementerios parroquiales, ermitas o conventos. Asimismo, la prohibición de los denominados alimentos impuros procuraba salud espiritual y física; solo estaban permitidos vegetales cultivados, pescados con aletas y escamas y determinados animales domésticos: gallo, gallina, pavo, pato, toro, vaca, carnero, oveja y cabra.

La educación obligatoria de los varones a partir de los seis años propiciaba una mayor prosperidad económica de los sefardíes, al acceder a profesiones y cargos relevantes en la administración pública. Por sus valiosas prestaciones serían considerados propiedad de los reyes, por lo cual la aniquilación de las juderías tuvo carácter de revolución frente al poder real. Los instigadores sufrieron penas de cárcel y el concejo sevillano pagaría una cuantiosa multa a lo largo de una década...

"Soy racista de la paz:/ gente de ojos azules asesina,/ gente de ojos negros mata,/ gente de pelo rizado destruye,/ gente de pelo liso dinamita,/ gente de piel morena desgarra mi carne,/ gente de piel rosada derrama mi sangre./ Sólo los carentes de color,/ sólo los transparentes son buenos/ porque me dejan dormir por la noche sin temor/ y ver a través de ellos/ el cielo." (Yehuda Amijai, poeta hebreo).

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