La disputa del Carambolo

El Arqueológico es el único sitio donde se puede exponer el tesoro del Carambolo con rigor científico

16 de enero 2020 - 02:32

Don Juan de Mata Carriazo y Arroquia, pionero en los estudios sobre la protohistoria sevillana, se equivocó en algunas cosas sobre el Tesoro del Carambolo. Una de las más llamativas fue su estimación de para qué servían las 21 piezas que componen este excepcional conjunto de la orfebrería tartésica. Carriazo las imaginó como adornos sagrados de un hercúleo sacerdote y de ahí el conocido dibujo-recreación que hizo Juan Miguel Sánchez, el mismo autor de los murales de la Estación de Autobuses del Prado. Después llegaron los nuevos arqueólogos y dijeron que nones, que los oros del ajuar estaban destinados a los bueyes dedicados al culto en un santuario, al igual que hoy se revisten a las bestias que tiran de las carretas del Rocío. De una manera u otra, el famoso tesoro siempre ha despertado controversias, las mismas que la civilización que lo creó, Tartessos, pero estos dimes y diretes están dentro del normal debate arqueológico. Otra cosa, claro está, es el enfrentamiento entre administraciones sobre dónde se debe exponer el original de un tesoro que lleva décadas guardado en un banco por las malas condiciones de seguridad del Arqueológico (de titularidad estatal pero gestionado por la Junta). Este problema se solucionará con las obras de reforma que, se supone, han empezado en dicho Museo (lagarto, lagarto). Más alla de nuestros temores, cualquier experto que analice la cuestión concluirá que es el Museo Arqueológico la institución sevillana donde el tesoro puede ser expuesto -digámoslo así- con seriedad y rigor científico, contextualizado con otras piezas fenicio-tartésicas y no como una rareza de circo más o menos llamativa. Sin embargo, el Ayuntamiento de Sevilla, su legítimo propietario (porque lo compró) ha empezado a hacer cuentas sobre los dineros que este ajuar le podrían rentar si lo expone en el Antiquarium de las setas y lo vende bien a los turistas (Welcome to Carambolo Treasure, unique piece of Tartessian archeology, o algo así). Primero hablan de medida temporal mientras se aclara lo de la seguridad, pero después... ¿quién sabe? Perder definitivamente el Carambolo supondría un duro golpe para el Arqueológico, que lleva años resignado a exponer la copia de Marmolejo, algo que debería avergonzar al conjunto de las autoridades culturales. No consiste sólo en mostrar el tesoro al público, sino hacerlo de la forma adecuada para que se entienda su importancia en la protohistoria ibérica, más allá de sus filigranas y quilates. Y esto, insistimos, sólo se puede hacer en el Arqueológico, en cuya reforma nos vamos a gastar 23 millones.

PD: Sobre el oportunista y cantonalista irredentismo del alcalde de Camas, el socialista Rafael Recio, que pide el "regreso" del tesoro a su pueblo (el cual no existía en época de Tartessos) y habla de "cacicada franquista" preferimos correr un tupido velo.

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