La reiteración del único tema sobre el que pivota esta cansina campaña electoral de las elecciones al Parlamento de Andalucía del 19 de junio se está convirtiendo en algo más que agotador.

Los intereses de los 6.641.828 electores llamados a votar dentro de diez días no pueden limitarse a si Vox forma parte del Consejo de Gobierno o no.

Por supuesto, es una cuestión relevante, porque los posicionamientos populistas, de tintes xenófobos y de minimización de la violencia machista (las agresiones intrafamiliares que puedan existir al margen de las que reciben las mujeres no son comparables y equipararlo es indigno), pero no hasta el punto de que sea casi el único argumento del arco parlamentario.

El beneficiado es el propio populismo de extrema derecha, porque se alimenta de que se esté hablando sólo de su opción política. Incluso volver escribir aquí de ello contribuye a eso. Mea culpa.

El presidente de la Junta y candidato a la reelección por el PP, Juanma Moreno, fue quien ayer puso en primer plano la cuestión.

Lo hizo además con más intención que nunca de erigirse como el único voto capaz de frenar a esta derecha dura. Y no es que no esté en lo cierto, sino que probablemente es el PP quien más pierde porque se monopolice toda la campaña en torno a Vox.

El PP se presenta por primera vez como partido de Gobierno en Andalucía y, contra lo que dice la oposición, la gestión ha sido correcta en momentos de mucha dificultad, con una pandemia que tensionó al máximo al SAS y puso a prueba el sistema educativo, para dar clases a distancia en el curso 2019-2020 y evitar que los centros docentes fueran focos de infección en el 2020-2021. Ha ejecutado un cambio basado sobre todo en lo económico, con resultados razonables. Esta campaña en bucle le perjudica, por más que arañe algo de voto útil.

Aunque también es cierto que decepciona que para una vez que Juan Espadas se sale del bucle, lo haga con oportunismo, utilizando un grave incendio forestal que no es culpa de la Junta. Será ve que ve quemado su futuro.