opinión

Beatriz Carrillo De Los Reyes

Los gitanos, una lección de europeísmo

HOY somos aproximadamente 14 millones de gitanos y gitanas repartidos por todo el mundo. Más del 80% vive en Unión Europea y podemos decir, sin temor a equivocarnos, que somos un pueblo que puede dar clases de europeísmo. La UE es un proyecto político de conjugar nacionalidades y cultura mucho más allá de un proyecto económico y hace muchos siglos que el pueblo gitano habíamos superado eso. No desde el Tratado de la Unión Europea o los acuerdos de Roma y Lisboa, hace siglos que el pueblo gitano jamás hemos creído en fronteras. El único territorio que hemos poseído ha sido el azul del cielo como techo y el verde de los campos como suelo de nuestra bandera.

No hay mayor patrimonio para un ser humano que la tierra que pida y el planeta en el que vive. No hay que poner fronteras a los seres humanos. Por eso, el pueblo gitano siempre ha luchado por la libertad. Y eso, que ha dado tanta riqueza cultural, es lo que hemos aportado a la UE.

No podemos caminar hacia una Europa que pierde la identidad, rechaza y excluye a sus ciudadanos. La UE tiene que salir al paso de países como Alemania, Francia e Italia, que aprueban, de manera encubierta, políticas de discriminación dirigidas a los ciudadanos gitanos y gitanas.

Ocurren fenómenos lamentables en las grandes ciudades, donde la gente pobre se rebela y los gobiernos de la UE tienen que dar respuesta a la gente que peor lo pasa. No podemos hablar de democracia donde no tenga cabida todo el mundo. Hay que hacer real el derecho a la propia diversidad cultural como un derecho supremo inspirador de los valores más básicos y elementales de la UE.

Este día 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, tiene que significar para la ciudadanía gitana justicia, igualdad y realidad para mi gente.

Los estados soberanos miembros de la UE son los que están facultados para adoptar medidas que conviertan la esperanza de nuestra gente en realidad. Quien piense que la comunidad gitana está destinada a ocupar el último vagón de la sociedad se equivoca. Ese no es nuestro papel, ni nuestro futuro, nos hemos rebelado contra eso. Estamos cada día más preparados para competir en igualdad. Las mujeres gitanas, en unión a nuestros hombres, somos las que vamos a garantizar el progreso de nuestra gente.

Andalucía es un referente a nivel nacional y europeo porque no hay una tierra más gitana que ésta. Hay muchos lugares en Europa donde mi gente lo está pasando muy mal, desde la esterilización de mujeres gitanas sin su autorización, pasando por pueblos que son amenazados por grupos extremistas, hasta familias que son expulsadas de países de primera línea europea. Por eso me atrevo a decir que Andalucía significa para nosotros algo así como nuestra tierra prometida.

Hay muy pocos lugares en el mundo donde caminar por una calle siendo gitano o gitana sea como tener un título nobiliario: el Sacromonte en Granada, la Judería en Córdoba, Triana en Sevilla, el barrio de San Miguel o Santiago en Jerez, donde ser gitano o gitana es un galardón. A los gachés, a los que no son gitanos, les gustaría serlo porque es algo muy especial. Nuestra cultura e identidad se han fusionado tan fuertemente, que esta tierra sin la aportación gitana no sería lo mismo.

Quiero transmitir mi afecto y mi gratitud a todas aquellas personas que, siendo gitano o no, creen en lo que digo y luchan por construir una sociedad cada vez más igualitaria y democrática.

Sastipen thaj mestepen: Salud y libertad.

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