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Tomás García Rodríguez

Doctor en Biología

Un jardín botánico en la Base de Tablada

Hemos de devolver a Tablada algo de lo mucho que nos ha dado y de lo que nos sigue ofreciendo

El actual Acuartelamiento Aéreo de Tablada (ACAR) se encuentra en unos antiguos predios comunales de dehesa al sur de Sevilla, lugar en el que Fernando III situó uno de sus campamentos para abordar la conquista de la flor de Al Ándalus. En esos terrenos donde pastaban toros bravos, se establece en 1920-21 una base aérea militar que verá nacer la primera línea regular comercial y postal de una compañía española. El aeródromo, testigo de hazañas pioneras de la aviación española, agonizará en el preludio de la Exposición Universal de 1992 al quedar invadido por nuevas vías de circunvalación de la ciudad. Actualmente, acoge un acuartelamiento y la Dirección de Enseñanza del Ejército el Aire -bajo el mando del General de División don Enrique Jesús Biosca-, de la que dependen sus doce centros educativos diseminados por la geografía española.

Las edificaciones erigidas en Tablada corresponden, en buena parte, al estilo emergente a comienzos del siglo XX, el llamado regionalismo sevillano, que utiliza ladrillo, cal, hierro forjado, teja y cerámica de las alfarerías trianeras. Las construcciones acompañan al magnífico edificio trazado hacia 1902 por el arquitecto Juan Talavera de la Vega en el antiguo Tiro de Pichón. Son destacables la antigua residencia de oficiales, la capilla -sede de la hermandad rociera castrense- y la Casa del Infante Alfonso de Orleans y Borbón construida en 1927, rodeada de esbeltos eucaliptos y sujeta a un proyecto de restauración que espera financiación para convertirla en un gran espacio museístico de la aviación. El conjunto queda invadido gratamente por unos mil quinientos naranjos agrios, con amplias calles que se abren a bellas plazas y recogidas zonas ajardinadas. Un evocador parquecillo de inspiración arábigo-andaluza recuerda al Parque de María Luisa, presentando bancos y fuentes bajas de cerámica, así como singulares ejemplares, algunos centenarios, de sugestivas especies arbóreas o arborescentes: olivo, ombú, jacaranda, araucaria, acacia de tres espinas, algarrobo, árbol de Júpiter, ave del paraíso gigante, tipuana, ficus, washingtonia, ciprés, morera, casuarina, platanero, albaricoque, limonero, ciruelo...

La antigua Base Aérea de Tablada, de la cual se cumplen cien años, no es muy conocida por los sevillanos, siendo necesario restablecer los lazos de unión con este modélico asentamiento militar y civil cercenado en sus propias entrañas por un desarrollo insensible, sin atención a las recomendaciones internas que hubieran conjugado los avances viarios con la preservación de una de las joyas históricas de la aviación española. Hemos de devolver a Tablada algo de lo mucho que nos ha dado y de lo que nos sigue ofreciendo generosamente en el presente. Nos brinda, además, un espléndido jardín botánico sin explorar, el que no posee aún la ciudad y debería ser una de sus señas de identidad; aunque Sevilla en sí misma siempre será un vergel, un jardín de jardines a orillas del Guadalquivir...

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