Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Una joven influencer de 25 años, con tres millones de seguidores en Instagram y casi un millón en TikTok ha revolucionado las redes con un vídeo: “Hay que empezar a superar que hay gente que no le gusta leer. Y encima, no sois mejores porque os guste leer”. En realidad, María Pombo protege su negocio; tener muchos seguidores, a los que vende todo tipo de productos. Ha creado empresas de moda, gastronomía, organización de eventos o representación de artistas. Así que le estamos haciendo el caldo gordo. Pertenece a ese grupo especial de personas que son famosos porque salen en la televisión y en las revistas del corazón, y salen en las revistas y en la tele porque son famosos.
En todo caso, no nos debería llamar a escándalo. El número dos del partido que según los sondeos gobernará España tras las próximas elecciones, dijo hace siete meses en el ciclo Letras en Sevilla que está tan desconectado de los libros, que ni siquiera los acumula en su mesilla de noche. Si Miguel Tellado confesó su renuncia absoluta a leer sin que temblara el Estado, no veo por qué debe alterarnos una antigua novia de Morata, hija, hermana y cuñada de celebrities. Entre los dirigentes del PP, la alergia a la lectura es selectiva: Tellado no tiene cabeza para los libros y otros miembros del sanedrín de Feijóo no saben decir una frase sencilla sin leerla.
Ahí, la campeona es la célebre presidenta de Madrid, Díaz Ayuso. Ella lee de corrido el Hola y todo lo que le escribe su tutor Miguel Ángel Rodríguez. Una vez, en un ataque de los suyos al presidente, quiso desafiarlo con una expresión peliculera: “señor Sánchez, ¡míreme a los ojos!”. No es muy difícil, pero lo leyó. Con lo que mientras pedía a su enemigo que la mirara, lo que veíamos eran sus pestañas leyendo. Esta semana la entrevistaba Alsina en Onda Cero, sin guión, y cuando intentaba explicar una nueva rebaja fiscal para Madrid, dijo que estaban estudiando si tendrían en cuenta la inflación o el IPC. Sorprendido, el periodista le preguntó la diferencia. Y se aturrulló. Otro que lee las matracas contra Sánchez, en perfecta imitación de Vox, es Bendodo. Hace unos días en Antequera, para meterse con la mujer del presidente necesitó leer que su última comparecencia ante Peinado había sido “un auténtico descaro, un auténtico disparate”. En eso llevan ventaja los arietes del PSOE, los Óscar, López y Puente, insultan de carrerilla, sin problemas de lectura, con rudeza Podemos.
Lo de leer es como aquel viejo anuncio de un desodorante: no se notará si usted lo usa, pero sí se notará si no lo usa.
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