Ambos con la clasificación a mano para la fase decisiva, Betis y Sevilla afrontan el envite desde una posición ventajosa. Reciben los béticos al Olympiacos y visitan los sevillistas al Standard con el recuerdo de sus buenos resultados en la ida. El Betis, aunque le supo a poco tras la deriva del duelo, empató en El Pireo mientras que el Sevilla le dio sopas con honda a los belgas la noche del resurgimiento de Ben Yedder tras lo de Tánger.

Respetando el orden cronológico reparemos en la aparición del Betis ante su gente tras una larga ausencia. Una ausencia alargada por el parón liguero que hace que aquella euforia desatada por el recital del Camp Nou se haya visto aguada por la decepcionante actuación de Villarreal. ¿Y cómo será el ambiente de esta atardecida heliopolitana? Antaño no se dudaría de que el bético apoyaría sin desmayo, pero en la era de la exigencia quién sabe cómo puede reaccionar.

El Betis, no obstante, es líder de grupo, de un grupo nada fácil que supo allanar asaltando los nidos de los dos favoritos, Olympiacos y Milan, para tener hoy la oportunidad de refrendar la clasificación. Por su parte, el Sevilla llega a Lieja con la vitola de liderar la Liga, casi nada. Ir en cabeza de la competición doméstica cuando ya se ha librado un tercio de la competición no es cualquier cosa, pero es imprescindible no perder hoy en el Maurice Dufrasne para evitar contratiempos.

El panorama aparenta ser diáfano, pero hasta el rabo todo es toro. Mientras que en el Sevilla son días de vino y muchas rosas, lo de Villarreal ha emponzoñado las aguas por Heliópolis. Lo más lógico es que no se haya perdido del todo la esencia del manque pierda para que el bético acuda a la cita con su equipo provisto de aquel talante que no era conformismo sino lealtad inquebrantable a una idea, la de no dejar al pairo a su Betis. Sin duda Día D para el fútbol según Sevilla.