El mejor amigo de Sánchez: el PP

La mejor baza de Sánchez es la estupidez del PP, enfangado en Madrid en una lucha por el poder sin excusas ideológicas

06 de noviembre 2021 - 01:46

La mejor baza de Pedro Sánchez para seguir en la Moncloa al menos una legislatura más no es la bondad de su gestión, ni la solidez de su coalición con Podemos, ni su inteligencia política, ni su falta de escrúpulos para sacar adelante los Presupuestos haciendo concesiones a nacionalistas, independentistas y post-terroristas, ni su desparpajante capacidad para defender una cosa y la contraria sin despeinarse, ni siquiera el maná de los fondos europeos. Su mejor baza es la estupidez suicida del Partido Popular.

Es estúpido un partido que, en vez de moderarse y buscar los enormes caladeros de voto del centro sociológico, que son los decisivos en países como España, hacen una oposición de brocha gorda, chillona y apocalíptica al Gobierno izquierdista; que no termina de romper amarras con Vox por miedo a cederle espacio político y alienarse su futuro apoyo; que asume sin titubeos la política de bipolarización y confrontación que tantos réditos proporciona a su adversario; y que no se desembaraza de la losa de un pasado corrupto más que con la decisión infantil de no volver a hablar de corrupción y vender la sede de Génova (sin conseguirlo: ¿quién va a comprar una casa habitada durante años por tantos fantasmas?).

Es estúpido, sobre todo, un partido que tras una victoria resonante en la comunidad con más PIB y potencial económico se dedica a dilapidar sin complejos el capital acumulado por Díaz Ayuso, que después de dar la vuelta a las tendencias de la opinión pública en todas partes se sumerge en un conflicto interno innecesario y dañino con coste electoral garantizado y que un mes más tarde de la convención nacional exultante y unitaria se dedica al destripamiento se sus líderes al modo churchilliano: los peores enemigos son los compañeros de partido.

En esta ocasión, además, no cabe el recurso de disfrazar la pelea con ropajes ideológicos o políticos. ¿Qué diferencias hay entre Casado y Ayuso? Lo de Madrid es una lucha encarnizada por el poder sin más aditamentos ni excusas. Ninguno de los dos contendientes se fía del otro y ambos escenifican un episodio más de lo peor de la política: la pelea por el mando. Lo que se ventila es quién elaborará las listas de candidatos y quién repartirá cargos y prebendas. Pero disputarse la gestión del éxito electoral antes de tenerlo es un gran peligro.

Sánchez se fuma un puro, con los Presupuestos a salvo y derogando la reforma laboral sin derogarla, mientras el PP corea aquello de: "¡Al suelo, que vienen los nuestros!".

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