Morante de la Puebla: pura Historia del Arte

¡Oh, Fabio!

Lágrimas de Morante.
Lágrimas de Morante.

12 de octubre 2025 - 20:58

EN la redacción de Diario de Sevilla la voz la dio el jefe de Cierre, Jesús Martínez, taurino de pro de Coria del Río y morantista, como casi todos los toreristas que han vivido en este convulso primer tercio del siglo XXI. “¡Morante se corta la coleta!”, que es lo mismo que afirmar que se cierra una de las etapas más gloriosas de la tauromaquia de todos los tiempos.

El mundo del toro siempre tendrá una deuda enorme con José Antonio Morante de la Puebla. No solo porque ha sido uno de los grandes diestros que se recuerdan, a la altura del mismísimo Joselito el Gallo, sino también porque ha sido un auténtico pilar el renacimiento de la Fiesta en unos momentos en la que todos la daban por herida de muerte debido al avance del animalismo y del sitio a la que la tenían sometida sus enemigos políticos, alguno de ellos al frente del Ministerio de Cultura. Parecía que se iba a cumplir la famosa profecía de Belmonte: “¿para qué jugarse la vida si al final vendrán los socialistas y prohibirán los toros?” (cito de memoria el Belmonte de Chaves Nogales). Pero no, los socialistas no han prohibido los toros, incluso le echaron una mano el otro día en el Parlamento al impedir (eso sí, con una pudorosa abstención) que le retirasen la condición de patrimonio cultural de España. Tras el huracán Morante, ningún partido con voluntad mayoritaria en España puede asumir la prohibición de la tauromaquia.

Morante ha hecho una cosa importantísima para los toros: enganchar a la fiesta a miles de personas (ahí están los jóvenes joseantonianos de nuevo cuño) que no militaban en las filas taurinas. Y lo ha hecho forjando un estilo sumamente atractivo en el que se mezcla la tradición y la innovación; el valor y el arte. Sus extravagancias, sus camisas de flores, sus cigarros enormes, sus monteras arqueológicas, sus melenas rizadas y sus patillas de picador del XIX han resultado tan atractivas a la juventud como sus lances y pases recuperados de los tiempos más antiguos de la Fiesta.

Morante poseía una gran virtud. Todos aquellos que lo veían torear tenían la conciencia de que estaban asistiendo a un hecho histórico. Era como ver a Velázquez pintar en directo o asistir a una conferencia de Ortega y Gasset. Morante era pura Historia del Arte, de arte en acción. Gracias maestro.

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